La familia Pujol chulea al Parlament

José A. Sorolla

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Muchas veces nos preguntamos para qué sirve una comisión de investigación parlamentaria. La creencia generalizada es que sirve para muy poco porque los Parlamentos no disponen de instrumentos de investigación y porque en las conclusiones se impone siempre la mayoría política. Pero en ocasiones, como está pasando con la que indaga el caso Pujol en el Parlamento catalán, las comisiones sirven para retratar a los comparecientes. Una familia que gobernó Cataluña durante 23 años se ha desnudado ante los diputados y la fotografía en nada les favorece.

La familia Pujol chuleó el lunes al Parlament, unos miembros --el matrimonio-- callando hasta que no se pudieron reprimir y el otro --el hijo primogénito-- hablando en exceso sobre lo accesorio para ocultar lo fundamental. Daba la impresión de que los papeles estaban repartidos de antemano y que la táctica, como si de un partido de fútbol se tratara, había sido decidida en el vestuario y en la charla técnica impartida por el abogado de la familia.

Pactada o no, la táctica se aplicó a la perfección, aunque el carácter de los jugadores no pudo evitar algunos desajustes. Tanto el expresidente Jordi Pujol como su esposa, Marta Ferrusola, habían advertido de que iban a jugar a la defensiva y no iban a responder a ninguna pregunta.

Desprecio y burla

Jordi Pujol Soley leyó un papel reafirmándose en lo que ya había manifestado en su confesión del 25 de julio de 2014 sobre el legado de su padre oculto en Suiza y después en Andorra, y se dispuso a escuchar impertérrito las peguntas de los diputados. Pero no pudo resistirse a intervenir en algunas ocasiones, la mayoría para soltar alguna tarascada o para menospreciar a los rivales.

Así, calificó de injuriosa alguna pregunta, dijo que no iba a desconectar el audífono, pero dio a entender que no haría ni caso a lo que le preguntaran; soltó un "esto no es serio", y repitió varias veces la cantinela "diuen, diuen, diuen" ("dicen, dicen, dicen") para descalificar como especulaciones las consideraciones de los diputados. Demostró que no había sido nada sincero cuando al inicio de la sesión pidió disculpas por el bochornoso espectáculo de su anterior comparecencia, en la que abroncó a los diputados.

El tono de burla fue superado incluso por su mujer, ante la evidente incomodidad del abogado Cristóbal Martell, presente en la sala, que hacía guiños, comentarios y gestos (manostijeras) para que Marta Ferrusola se contuviera. No respondió a nada sustancial de lo que le preguntaron, pero aseguró que había ido a Andorra a esquiar, dijo que ella y su marido no tenían un duro y que sus hijos iban "con una mano delante y otra detrás" y, ante las preguntas sobre su fortuna, exclamó que "Cataluña no se merece esto" después de afirmar: "Si no quieres que el polvo se levante, más vale callar". Toda una declaración de principios.

La afirmación de que sus hijos van con una mano delante y otra detrás quedó desmentida a las pocas horas cuando Jordi Pujol Ferrusola, conocido también como Júnior, reconoció que entre 2004 y 2014 había declarado como ingresos 22,3 millones de euros, de los que pagó a Hacienda 7,5 millones.

Cambio de táctica

En una torrencial declaración de cuatro horas y media, Pujol Ferrusola aplicó la nueva táctica decidida por la familia y se lanzó al ataque con el objetivo, como muy bien destacó el diputado de Ciutadans Carlos Carrizosa, de hablar mucho de lo accidental para ocultar lo importante.

Provisto de papeles y de un gran desparpajo, Pujol Ferrusola mareó a los diputados con prolijas explicaciones sobre su trabajo, que definió como"dinamizador económico", sobre sus empresas y sobre sus inversiones a riesgo, "no a comisión", y hasta detalló los vehículos que posee, 13 coches y cuatro motos. Explicó que los Ferraris, Porsche, Mercedes, Jaguar o Lamborghini antiguos que guarda en una nave los había comprado a buen precio para restaurarlos. Solo le faltó detallar las matrículas.

Sobre el dinero oculto en el extranjero, se escudó para no declarar en que el 26 de marzo lo hará en el juzgado. Por lo demás, algunos de sus argumentos no pasaron de ser verborrea para incautos, aunque demostró un dominio de la escena y una notable desenvoltura, adornados con un lenguaje que le delata. Los coches los adquirió a gente que "derrapaba" por la crisis, y utilizó el verbo "levantar" millones al referirse a algún negocio.

Aunque repitió en el Parlament gran parte de la declaración de cinco horas que hizo en septiembre ante el juez Pablo Ruz, nada dijo de las 17 empresas que, según un informe de la UDEF, pagaron a tres sociedades suyas y de su esposa --ahora ex-- ocho millones de euros por trabajos dudosos o inexistentes. Esas 17 empresas son contratantes habituales con la Administración, pero Pujol Ferrusola negó que actúe en el sector público y que haya cobrado comisiones.

Desmintió asimismo que haya operado desde paraísos fiscales y trasladó al BBVA la responsabilidad de que sus ahorros (ocho millones de euros) puedan estar invertidos en productos o cuentas domiciliadas en esos paraísos. Aparte de que los bancos informan de esos detalles a las grandes fortunas, ¿quién puede creer que, como investiga Ruz, las cuentas del matrimonio de Jordi Pujol Ferrusola y Mercè Gironès registraran 118 movimientos bancarios con 33 millones de euros entre 2008 y 2012 en 13 países, algunos paraísos fiscales, sin conocimiento de los clientes?

Varias advertencias

Entre números, coches, cuentas corrientes y negocios varios, Pujol Ferrusola no se olvidó de lanzar una advertencia al presidente Artur Mas, quien el 9 de febrero se distanicó de la familia Pujol y declaró en la comisión que con Júnior y su pareja solo había cenado una vez. "Artur Mas es muy amigo mío, y yo con mis amigos no tengo por qué verlos cada día, cenar, esquiar o jugar a la ruleta (...) Es una conexión muy íntima, intelectual y espiritual (...) Sé que el día en que lo necesite, lo encontraré. No me ha fallado nunca", afirmó Pujol Ferrusola.

En la misma clave de advertencia, aludió a que sus problemas no serían tales si en vez de actuar por libre hubiera montado un despacho de abogados para hacer tráfico de influencias (posibles destinatarios: el exconseller Joaquim Triadú, a quien la familia reprocha alguna traición, o Miquel Roca, exnúmero dos de su padre). Otra maniobra fue la entrega a la comisión de un CD que contiene la grabación íntegra de la conversación en el restaurante La Camarga entre su examante Victoria Álvarez y la líder del PP catalán Alicia Sánchez-Camacho.

Pujol Ferrusola terminó su declaración con un alegato que también le retrata. Después de anunciar que dejaría para el final la explicación sobre el porqué de la confesión de su padre, largó un mitin político en el que ligó la entrega a Cataluña de su progenitor cuando fue encarcelado durante el franquismo, su permanencia en el despacho durante el golpe del 23-F de 1981, "cuando otros huyeron", y el servicio que ha querido hacer ahora a la familia asumiendo una responsabilidad que él, el hijo, estaba dispuesto a afrontar. Primero, Cataluña; ahora, la familia. Ese fue el mensaje, que tiene una lectura de la que quizá no es consciente. O sí.

Post publicado en ZoomNews