Faltaron los pobres

JORDI ÉVOLE

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Montan un debate en el Parlament sobre la pobreza, y piensas: ¡por fin! Porque hay pobreza. Cada vez más. No lo digo yo, lo dicen los políticos. Lo reconocen hasta los políticos que mandan, si bien no han sido ellos los que han impulsado el debate. Pero por lo menos aquí hay debate. ¿O solo hay pobreza en Catalunya? Igual sí. Igual por eso a Rajoy ni se le ha ocurrido hacer un debate en el Congreso sobre la pobreza. Para qué. Es que no tendría sentido, y mucho menos sentido común.

Aquí el debate ha durado dos días. Y como era de esperar, en dos días no se ha solucionado la pobreza, que normalmente dura más. Pero lo peor no ha sido eso, sino que antes de empezar el debate ya surgieron voces gubernamentales diciendo que no había un céntimo. O sea, que había voluntad pero no dinero. ¿Cómo se compra un bistec solo con voluntad? Eso me parece que tampoco lo explicaron durante el debate. Aunque sí se volvió a explicar, desde el Govern, que el presupuesto de la Generalitat tiene una gran sensibilidad social. Pues si tiene una gran sensibilidad social, ¿qué pasa? ¿Por qué cada vez hay más pobreza, o más riesgo de pobreza o de exclusión social? Y la respuesta es que no hay pasta. Se achacan las culpas al Gobierno de Madrid, a la herencia recibida y a la crisis. ¿Y los que mandan ahora lo bordaron durante más de 20 años de pujolismo? No te extrañe. Seguro que el primer parado apareció con el tripartito. Y antes del tripartito ni había pobres, ni corrupción ni nada malo. Millet nació con el tripartito y acaba de hacer la primera comunión.

Perder el tiempo

Pues si todo es culpa de los otros y tú no puedes hacer nada porque no tienes un céntimo, ¿cómo permites un debate sobre la pobreza? Eso es perder el tiempo. El día D se acerca y, en vez de preparar el futuro, resulta que  parloteamos sobre algo que no tiene solución hasta que la consulta nos separe. A los pobres hay que decirles la verdad: que esperen. Que racionen su comida y su tristeza un poquito más. Y si después del 9-N todo sigue igual, qué le vamos a hacer. Cuando uno ha hecho todo lo posible, no está obligado a más, ¿verdad, Artur?

Bueno, siempre se puede hacer un poco más. Como tenemos tiempo de sobra, sobre todo los pobres, siempre estamos a tiempo de volver a hacer un debate sobre la pobreza. Esta vez no estaría mal que los políticos se callaran un rato. Y escucharan a los pobres. Sí, sí, un montón de pobres en el Parlament, para variar. Un montón de pobres contando lo que les pasa en vez de un montón de políticos contando lo que les pasa a ellos. Eso tampoco resolvería la pobreza, pero enriquecería el debate.

Ahora que lo pienso: igual la Constitución prohíbe dar voz a los pobres. Claro, ahora entiendo por qué Rajoy no ha convocado un debate sobre la pobreza. Ni con pobres ni sin pobres, por si acaso también es inconstitucional.