Falta audacia, sobran eslóganes

La misión de todo dirigente responsable consiste en mantener cerrado el baúl en el que se guardan las bajas pasiones de su país. Lo dijo el jueves el gran reportero Jon Lee Anderson en la presentación del libro Siria, el país de las almas rotas (Debate) de Mónica G. Prieto y Javier Espinosa, un texto esencial para entender el conflicto. Con el 'brexit' entramos en un segundo semestre extremadamente peligroso que podría concluir el 8 de noviembre con la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, un tipo empeñado en airear el contenido del baúl.

El Reino Unido empieza a marcharse de una Unión Europea que vive sus peores tiempos sumida en una crisis existencial y política. El proceso de divorcio puede ser largo –el artículo 50 de los Tratados de la UE estipula dos años prolongables– o más corto si así lo estipulan las partes. Largo o corto, será complejo, lleno de minas y con los mercados atentos para jugar la baza del pánico. Tu miedo es su beneficio.

Bruselas no lo pondrá fácil, así se desprende de las primeras declaraciones, para disuadir a los potenciales imitadores, como la República Checa, el segundo país más euroescéptico. El 'brexit' abre el baúl en varios países de manera simultánea, da alas a los xenófobos Marine Le Pen, en Francia, y Geert Wilders, en Holanda. Ambos están unidos en el no a los inmigrantes, convertidos en los culpables de la crisis económica cuando son la solución a medio y largo plazo.

En el tiempo de desconexión pactada aún pueden pasar muchas cosas. Nada está escrito. La marcha aplazada del primer ministro David Cameron, que dimitió el viernes, pero se va en octubre, permite ganar tiempo. Las negociaciones no comenzarán hasta que haya nuevo líder tory, que se convertirá de inmediato en primer ministro. Lo lógico es que convoque elecciones para investirse de la legitimidad necesaria para abordar la salida de la UE. ¿Aplazamos las negociones a 2017?

EL MAYOR DESAFÍO DESDE LA AMPLIACIÓN AL ESTE

No parece que el resto de la UE se vaya a lanzar a la tarea de reconquistar el corazón de los británicos. El desafío, tal vez el mayor de la UE desde la ampliación al Este, exige repensar todo, refundar la UE, si es que quiere sobrevivir. El 'brexit', su proceso, ha servido para comprender que el proyecto necesita un impulso decisivo o languidecerá. Europa, campo de cientos de guerras y batallas, ha vivido un largo periodo de paz y prosperidad. No tentemos a la suerte, todos tenemos baúles.

Entramos en tierra incógnita en manos de unos líderes de la UE que han mostrado su peor cara en las negociaciones con Turquía para frenar el flujo de refugiados sirios. Si actuamos con un egoísmo delictivo en este asunto capital, que tiene que ver con lo que creemos que somos, con los principios y los convenios internacionales firmados que amparan el derecho de asilo, no podemos acusar a Londres de haber elegido el “Britain first”. Todos hemos abandonado, de alguna manera, el sueño de Europa.

Entramos en tierra incógnita

Lo malo es que los británicos no han votado salir de la Europa fortaleza que se olvidó de las personas, que primó a los mercaderes y a los vendedores del ajuste salvaje; lo que han elegido es una fortaleza de menos tamaño, más fácil de defender en teoría y con la Union Jack en la almena del castillo. Quizá estemos a tiempo de reparar la injusticia con Grecia, su humillación innecesaria.

SIN VISIONARIOS

Sin dirigentes visionarios como los padres fundadores de la CEE, los impulsores del sueño de Europa, quedamos en manos de capataces. El próximo año habrá elecciones en Francia, Alemania y Holanda, todos con partidos ‘ultras’ en alza: Frente Nacional, Alternativa para Alemania y el Partido de la Libertad. Esto agrava el panorama en una política que se mueve por lo que dicen las encuestas, no por lo que aconseja la razón. El 'brexit' se va a negociar en un momento en el que los dos motores de la UE tienen la imaginación al ralentí.

Aún pueden suceder sorpresas durante el tiempo de negociación, desde que el establishment político del Reino Unido encuentre una excusa para volver a las urnas hasta que Escocia promueva otro referéndum para quedarse en la UE, es decir, para independizarse del Reino Unido. Gibraltar quedará en una pésima situación fuera de la UE. El Brexit representa una formidable oportunidad, la primera y, tal vez, la única, desde el cierre de la frontera durante el franquismo, para brindar a los gibraltareños una oferta que les permita ser ellos y seguir en la Unión. Pero no se hagan ilusiones, aquí prima el Gibraltar español, el oe-oe-oe y la cobardía. Falta audacia, sobran eslóganes.