El facha muerto, el facha vivo, el ministro alucinante y el socialista ingenuo

El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra.

El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra. / periodico

ÁNGEL SÁNCHEZ DE LA FUENTE

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Pasen y vean. He aquí algunas de las opiniones de dos militares nostálgicos del franquismo. El primero de ellos, el recién fallecido golpista Alfonso Armada, y el segundo, el teniente coronel a las puertas del ascenso Miguel Ayuso. Acto seguido, una nueva aventura del camorrista ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, metido a cazador de brujas. Y por último, el ínclito exvicepresidente socialista Alfonso Guerra, centralista jacobino que dice arrepentirse de haber pecado de inocente cuando, a finales de los setenta, se elaboraba la Constitución. Pue eso: vean después de pasar a leer.

“Franco era muy inteligente y nada sanguinario” (Alfonso Armada)

Hace unos cuantos años antes de morir ahora a los 93, el exgeneral Alfonso Armada fue entrevistado por el programa 'Epílogo', de Canal+, que, como es sabido, emite la grabación después de fallecer el protagonista. Era consciente del carácter póstumo de la entrevista y, por tanto, algo así como un testamento ideológico.

Como no podía ser menos, Armada alabó a Francisco Franco sin disimulo: “Era un hombre muy inteligente, un gran patriota. Quizá su cultura no era tan grande [..., pero] como militar… Sabía mandar muy bien; gobernar, regular; y administrar, lo dejaba en manos de otros.” Cuando se le preguntó si el dictador era sanguinario, Armada cortó por lo sano: “Cruel y sanguinario, no. Duro, sí. Quizá fue duro en su juventud. Con los años fue amansándose mucho. Era un viejecito tranquilo cuando yo lo conocí”.

Acerca del golpe de Estado del 23-F, a raíz del cual fue condenado a 30 años de reclusión, aunque en 1988 salió en libertad indultado por motivos de salud (una mala salud de hierro, sin duda, ya que ha vivido durante un cuarto de siglo más), el exsecretario de la Casa del Rey dijo: “No organicé ni preparé ni di el golpe del 23-F. Fui yo quien sacó del Congreso a los diputados con bastante dificultad. Fui porque creía que era mi obligación, después de pedir permiso a la Zarzuela, como es natural. Yo era el eslabón al que recurrieron para comprometer al Rey [...] Y a esa maniobra yo no me presté.”

No sabemos por qué nos viene a la memoria una frase que el mismísimo Franco en persona le dijo al propio Armada en una ocasión: “Es mejor ser mudo que tartamudo”.

“Una seudoconstitución de origen bastardo y espurio” (Miguel Ayuso, militar)

El teniente coronel Miguel Ayuso Torres (Madrid, 1961), juez militar encargado de impartir justicia dentro del Ejército, rigiéndose por el texto constitucional, no ha tenido empacho en manifestar en la cadena televisiva Intereconomía: “Estamos en presencia de una seudoconstitución, que no puede tener principios en función de su origen bastardo y espurio.” Y para que no hubiera dudas: “El sistema de 1978 se basó en la mentira, por lo que antes o después tenía que desmoronarse.” ¿Está en condiciones de impartir justicia constitucional quien opina así sobre la Carta Magna?

Pero, ¿quién es Miguel Ayuso? Ni más ni menos que un carlista ultra exjefe de la secretaría política de Sixto de Borbón-Parma. ¿Y quién es Sixto de Borbón-Parma? Es el ultrarechista hermano cainita del ya fallecido Carlos Hugo, contra quien arremetió porque este defendía el socialismo autogestionario. En 1976, en la tradicional subida a Montejurra, símbolo del carlismo, pistoleros fascistas afines a Sixto mataron a dos personas. Pocas bromas.

Miguel Ayuso, que asimismo es profesor universitario de Derecho Constitucional, siempre ha considerado que “la guerra civil fue una verdadera cruzada” y que el actual “Estado de partidos genera más corrupción que un Estado autoritario templado como era el franquismo.” Según este militar, fue la democracia cristiana la que dirigió el franquismo, eso sí, “la democracia cristiana preconciliar, siempre infinitamente mejor que lo que vino luego.” ¿Y qué vino luego? Pues, siempre según este señor, “la democracia cristiana es el PP de nuestros días [...] Por eso ese ensamblaje turbio y pintoresco de toda suerte de razas y pelajes.” Han leído bien: habla de razas, como aquel Jaime de Andrade, seudónimo de Francisco Franco, inspirador del guión de la increíble película titulada precisamente 'Raza'.

Tanto ha ido el cántaro a la fuente, que, al final, el Ministerio de Defensa le ha abierto un expediente en este momento en que parece estar bien colocado para ascender a coronel. ¿Cuántos compañeros de armas de Ayuso piensan como él?

“Montoro empieza a tener alucinaciones” (David Taguas)

No hay día en que Cristóbal Montoro no haga felices a los periodistas, siempre al acecho de un titular que llevarse al ordenador. Ahora, el ministro de Hacienda anda metido en la harina de la Agencia Tributaria, organismo en el que se ha desatado un tsunami de ceses, dimisiones, relevos e invitaciones a irse, que según estimaciones del muy informado colega Ignacio Escolar suman más de 300 altos cargos. Es decir, que no son “cambios de 10 personas en una organización de 27.000 profesionales,” como ha asegurado el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre. 

La crisis llegó a su máxima expresión cuando fue destituida una inspectora que rechazó un recurso de la multinacional Cemex contra una multa millonaria. En solidaridad con esta inspectora dimitió el jefe de la oficina que se ocupa de los grandes contribuyentes. Y aquí es donde a Montoro se le calentó la boca (y también la cabeza) y en una charla informal con periodistas soltó la lengua: “Si de alguna cosa me ha servido [el escándalo de la Agencia Tributaria] ha sido para enterarme de que la cúpula de la unidad de grandes contribuyentes estaba llena de socialistas.” Vamos a ver: ¿eran socialistas infiltrados que procuraban que las grandes empresas pagasen los impuestos que tenía que pagar, y hasta ahí podía llegar la cosa? ¿Quiere esto decir que los inspectores del PP no son profesionales como es debido y hacen la vista gorda? Flaco favor le ha hecho Montoro a sus altos, medianos y bajos funcionarios.

No es extraño que David Taguas, antiguo director de la Oficina Económica del presidente Zapatero, haya aprovechado la oportunidad para tuitear que el ministro de Hacienda “empieza a tener alucinaciones y ve socialistas en todas partes.” Si Montoro fuese un político ejemplar, habría felicitado a la inspectora que no tragó con una empresa de cemento que declaró pérdidas ficticias incluso cuando en España el ladrillo triunfaba por todo lo alto.

“Creo que éramos bastante ingenuos en 1978” (Alfonso Guerra)

Si algo no caracteriza al exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra es la ingenuidad. Por eso ha llamado la atención que en una extensa entrevista en el diario 'El País', con motivo del 35º aniversario de la Constitución, confiese haber pecado de ingenuidad cuando se elaboraba la Carta Magna. “Si yo hubiese adivinado en 1978 que algunas élites regionales [sic] iban a llegar a la posición en la que están hoy, probablemente habría tenido otra posición en el título VIII [el que trata de la organización territorial del Estado]”. Y a la pregunta de si se fio de CiU y PNV cuando se pronunciaron contra la autodeterminación, la respuesta fue clara: “Sí, creo que éramos bastante ingenuos en aquel momento.”

Parece mentira que este lamento salga de la boca de un político sagaz como Guerra, según demostró ampliamente articulando la ofensiva que llevó al poder en el congreso de Suresnes (1974) al eje formado por los socialistas andaluces y vascos en detrimento de la vieja guardia de Rodolfo Llopis y compañía. Por cierto, fue en aquel congreso donde el PSOE incorporó el principio de autodeterminación “que comporta la facultad que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que mantendrá con el resto de los pueblos que integran el Estado español.”

En una palabra, que ante la Constitución de 1978, con los militares franquistas oteando el horizonte, cada partido decía lo que podía. Basta comprobar que en un debate en el Congreso hasta Heribet Barrera rechazó solemnemente que él fuera “separatista.”