La rueda

Expiación para la vieja Iniciativa

JORDI MERCADER

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La izquierda se está reorganizando cara a las elecciones municipales, con la mirada puesta en Barcelona y con una incógnita relevante por resolver: Guanyem se completará con Iniciativa- Verds o con la CUP. La decisión implica la elección entre sumar la experiencia municipalista de unos o ganar un mayor grado de radicalidad con los otros. Imagino que Ada Colau preferiría contar con las dos fuerzas políticas, pero esta hipótesis parece improbable dado el cariño que se dispensan. Tanto para la CUP como para los ideólogos de Guanyem, el pecado original de ICV es haber sido cómplice de la política seguida por los sucesivos gobiernos de izquierda, reconocidos en todo el mundo, incluso en Barcelona, pero no en los cuarteles del nuevo movimiento.

El revisionismo ha sido durante décadas la peor acusación que podía hacer un comunista, básicamente a un socialdemócrata; ahora resulta que los revisionistas son ellos, los herederos del PSUC de López Raimundo o Lali Vintró, porque así lo ha establecido la nueva ética dominante regida según los cánones más clásicos del marxismo. Misericordiosamente, parece que no se trata de condenar a ICV para siempre, solo por un tiempo, o hasta la aceptación de sus errores en un acto público de expiación, que bien podría consistir en la renuncia de Ricard Gomà y sus cuatro compañeros a presentarse a la reelección.

En un ejercicio meritorio de objetividad estratégica, ICV sigue interesada en participar de Guanyem, pese a las críticas por haber formado parte de lo viejo. Lo nuevo tiene su encanto  y su razón de ser, fundamentada en la brecha social abierta por la crisis y en el deseo de una renovación democrática real; sin embargo, despreciar la hoja de servicios a la ciudad de los concejales de la federación es algo atrevido y seguramente injusto.