Experto en zombis

FERRAN MONEGAL

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La segunda temporada de Un príncipe para Corina, que ahora se llama Un príncipe para Laura (Cuatro), sigue siendo un cuento cursi, una bufonada inofensiva, pero el casting de aspirantes continúa siendo su mejor atractivo. Los ejemplares que han seleccionado constituyen una zoología disparatada que alcanza el despiporren con los gags y morcillas que les escriben los guionistas. Gracias a esta fauna despendolada, y a la delirante personalidad que les han construido, el programa consigue momentos divertidos. Destacan en particular dos pretendientes, dos criaturas. Álvaro, un joven que nada más llegar a un lujoso resort de la isla de Madeira vimos que sacaba dos fotografías enmarcadas y las colocaba en la mesilla de noche. Una era de Mariano Rajoy, y la otra, de Esperanza Aguirre. Decía, a modo de explicación. «A mí me ponen una foto de Zapatero en la mesilla, y no duermo». ¡Ah! Es indiscutible: este muchacho se está labrando un porvenir. Pero a nosotros, en casa, quien más nos ha interesado es Daniel, de 21 años, un ser muy pintoresco que lleva tatuado a Bob Esponja en el tobillo. Se presentó ante la princesa Laura diciéndole: «Soy experto en prevención de ataques zombis. Cuando aparecen los zombis se produce histeria colectiva. Es un apocalipsis. Hay que quedarse en casa, y fortificarse. Si te infectas, Laura, yo evitaré que te conviertas en zombi, no te preocupes». Y a continuación enseñó sus armas: un rollo de cinta americana, en plan MacGyver, y un manual encuadernado que se titula Cómo hacer la autopsia a un zombi. Hombre, esta criatura, dentro de su tremendismo, puede sernos útil. Daniel asegura que los zombis están entre nosotros. Dice que están aquí, infiltrados, rodeándonos, y que nos van a lanzar un ataque de improviso. Le creo, pero le voy a corregir: no es que nos vayan a lanzar un ataque, ¡es que ya nos están atacando hace días! Desde que se inventó la tele.

MÁS COCINEROS .- La parada de aspirantes a Masterchef segunda edición (TVE-1) fue tan enorme que las Drassanes de Barcelona se quedaron chicas. ¡Ah! Caminamos hacia un escenario surrealista: vista la miseria que nos azota, tendremos más cocineros que clientes que puedan pagar la minuta. Destaca entre los seleccionados doña Churra. Tiene 71 años. Por edad, quizá cocine todavía con leña y carbón. Será una delicia. Un ejemplo de lo que nunca debimos haber perdido.