Existen&cia

RISTO MEJIDE

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Reunidos mi pasado (en adelante AYER), mi presente (en adelante AHORA), mi futuro (en adelante MAÑANA) y un servidor (en adelante no, porque ya se supone que el que escribe soy YO), y sin perjuicio de que, pese a llevar ya toda la vida juntos, a estas alturas todavía ninguno pueda fiarse del otro, lo que sí hemos acordado es lo siguiente:

1. AYER renuncia definitivamente a ejercer toda influencia sobre HOY. Y es que por la PRESENTE, y de una vez por todas, AYER se compromete a encontrar su lugar en la historia. Por supuesto que se le agradecen los servicios prestados, y se le reconoce el mérito de habernos ayudado a llegar hasta aquí. Cada una de sus medallas son los recuerdos que hemos decidido conservar, cuidar, deformar y maquillar. Hala, una plaquita conmemorativa, un homenaje en Qué Tiempo Tan Feliz y Ciao pescao.

2. Asimismo, AYER se compromete a comportarse como lo que es, un mero punto de partida, una simple pista de despegue, o de desapego, según se mire, algo necesario para partir, para irse, para volar y viajar más lejos de lo que se está. En ese sentido, quedarse a vivir en él deja de tener sentido, pues como todo el mundo sabe, en una pista de despegue no se puede ni dormir ni follar ni ná de ná. Bueno, a lo mejor alguien sí puede, pero casi que no me lo presenten. Da igual.

3. AYER ya no mueve molino. AYER ni lo has de beber. Pero AYER sí que cuenta cosas que siempre vale la pena escuchar y pensarse. Cuentos que hablan de aciertos y fallos. Cuentos para no soñar. Cuentos en los que a veces hasta se comen perdices. Y otras, barbas de un vecino que cortaron sin llegarse a remojar. Son ecos de los errores cometidos, viajan más rápido que el sonido para intentar evitar lo inevitable. Que caigamos en ellos dos veces. Que no ejerzamos nuestro derecho a estrenarlos en voz ajena. A estrellarnos en piel propia. Y así aprender a rectificar. O a justificarse. Qué más da.

4. La función del MAÑANA queda relegada estrictamente al ámbito de los motivos, familiares directos de toda motivación. Está permitido que lo que nos pueda pasar nos dé cualquier cosa menos miedo. Porque el miedo es el antídoto de la ilusión, el bromuro de la vida, el Carlos Baute de la musicalidad. Que en el MAÑANA dejemos sólo aquello que nos empuje a continuar. Aquello que nos continúe empujando. Que sólo se respire esperanza. Y ya está.

5. Aunque a priori parezca obvio, recuerda que NADIE tiene derecho a poseer tu MAÑANA. E hipotecarlo es, de alguna forma, hacerse con él. Donde digo hipoteca piensa en cualquier promesa. Cualquier cosa que sientas, la sientes HOY, pero el hecho de que no la puedas garantizar para el resto de tus días no desmerece PARA NADA tu sentimiento actual. Más bien al contrario, lo fortalece, lo engrandece, lo hace más bello, más vulnerable y por lo tanto muchísimo más verdad. La garantía, otra gran falacia que queda derogada hasta nuevo desorden. Mi MAÑANA queda por tanto libre de todo servilismo y esclavitud. Sólo pertenece al mundo de mis sueños, de mis ilusiones, de mis ojalá. Y me pienso ocupar de que ahí no entren los yo nunca, los imposible, los yo ya te lo dije y los seguro que ya es el final. Jamás prometas. Si al final lo puedes cumplir, lo cumplirás. Y si no, ya me dirás para qué coño lo prometiste. Habrás mentido y quedarás mal.

6. En cuanto al AHORA, en él deposito todo lo que tengo, porque eso es todo lo que hay. Al AHORA le hago acreedor y usufructuario de todos y cada uno de mis segundos, que son los primeros siempre en llegar. A él es a quien pertenezco y en él es donde pienso vivir a la voz de ya.

7. Para terminar, todo esto lo escribo en supuesto pleno uso de mis facultades motrices, y como buen culé, justo en el año en el que el Barça lo está pasando realmente mal. Porque cuando lo ganábamos todo, a ver quién era el guapo que se ponía a filosofar. A ver si en este Mundial no vamos a pasar ni de cuartos. Miedo me da. Aunque viendo mi capacidad predictiva y las dotes adivinatorias que demostré con el Real Madrid, podéis estar todos bien tranquilos. Predije que no iba a poder con el Bayern. Y ahí está. H

por Risto Mejide