Pequeño observatorio

La excepcional identidad del Día del Libro

Se adivina el riesgo de ir convirtiendo el día de Sant Jordi en una feria de paradas multitemáticas

SANT JORDI RAMBLA CATALUNYA

SANT JORDI RAMBLA CATALUNYA / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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El éxito del último Día del Libro ha sido tan grande que se vio la presencia de muchos vendedores de los objetos más diversos, desde bisutería a camisetas. Me parece que nos estamos acercando a un punto delicado. Se podría decir que se adivina el riesgo de ir convirtiendo el Día del Libro en una feria de paradas multitemáticas.

Hasta hace poco, la Rambla de Catalunya -por poner un ejemplo significativo- era exactamente un gran expositor de libros. El crecimiento exitoso de esa 'diada', dedicada a impulsar el interés por la lectura, da indicios de que podría convertirse en un mercado que quiere aprovechar la multitud que ocupa las calles.

He asistido al Día del Libro barcelonés lo largo de más de 60 años, y he visto el éxito progresivo de esta manifestación. Si no me equivoco, es única en el mundo, y tiene una dimensión creciente, que no solo es espectacularmente visible en Barcelona sino que se ha extendido por toda Catalunya. El Día del Libro es una manifestación de contenido muy concreto.

Nació y ha crecido gracias al esfuerzo de muchos libreros. Quienes pasean ese día por las calles en las que se han instalado las paradas, una al lado de otra, quizá no pueden imaginar el trabajo que tienen los libreros. No sé a qué hora deben levantarse para trasladar y colocar ordenadamente cientos de volúmenes en sus paradas y, al atardecer, devolver al almacén los libros no vendidos.

Y tienen que ver cómo se instalan en las calles adyacentes unas paradas transportables en las que se ofrecen objetos sin ninguna relación con los libros y las rosas. Eso sí, con una bandera catalana atada a un bote de confitura o un pañuelo.

El éxito de Sant Jordi es impresionante. Los extranjeros nos dicen que no han visto nada parecido en ninguna otra parte. Además, esa grandiosa manifestación no es obra de ninguna iniciativa política o administrativa. Son Barcelona y Catalunya las que han creado un fenómeno socialmente único.

Me seduce que 'llibertat' y 'llibretat' tengan las mismas letras.