EL DEBATE SOBERANISTA

Excepción vasca, obstinación en Catalunya

Catalunya se rehace de sus derrotas y Madrid no aprende de sus pírricas victorias, mientras intercambia favores con Euskadi

Cristobal Montoro llega al debate de Presupuestos.

Cristobal Montoro llega al debate de Presupuestos. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Medio siglo después de que el Abrazo de Bergara (1839) entronizara los fueros vascos, la pretensión catalana de conseguir un poder regional autónomo, con el catalán como lengua oficial exclusiva, fue rechazada por Madrid. La excepción vasca no tan solo viene de lejos sino que ha resurgido después de cada supresión y se ha consolidado de tal manera que Euskadi es, de facto, un estado libre asociado, y muy influyente. Sin que ello provoque el más leve rubor cuando desde el centralismo se proclama solemnemente la igualdad entre españoles como muro infranqueable contra las aspiraciones catalanas a un trato que similar al que reciben los vascos.

Viene de lejos, asimismo, el aumento catalán de las apuestas soberanistas ante las negativas del poder español a un acuerdo de autogobierno satisfactorio. Esta semana, la divergencia se aproxima al paroxismo. El PNV salva a Rajoy -ya lo hizo con Zapatero- a cambio de una factura muy exagerada que Madrid traga con gusto y comporta un incremento de los agravios catalanes.

LA NEGACIÓN DE LA TERCERA VÍA

Indagar sobre el origen del trato de privilegio hacia los vascos podría retrotraer a mil años atrás hasta San Millán de la Cogolla, cuna riojana del castellano. Para intentar una explicación de las diferencias con Catalunya convendría empezar por la Crónica de Pedro el Ceremonioso (siglo XIV). Sea como fuere, no tienen ningún sentido las variantes de la admonición a los soberanistas: "Si hicierais como los vascos obtendríais parecidos resultados”. Si el 'peix al cove' hubiera sido mucho más que un eslogan usado a conveniencia, el independentismo sería residual en vez de mayoritario en el Parlament. Si no hay tercera vía es porque el Estado no la quiere.

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Obstinación por obstinación. Catalunya se rehace de todas las derrotas y vuelve a su 'crescendo' reivindicativo. Madrid, que no aprende de sus pírricas victorias, niega la autonomía catalana o la recorta bajo mínimos. Mientras tanto, intercambio de favores con Euskadi. Así lo hemos encontrado, pero se trata de ver, una vez más, si hay manera de no dejarlo exactamente igual.