El examen de agosto

Sanchez  y mariano rajoy

Sanchez y mariano rajoy / periodico

ALBERT SÁEZ

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No sé si la clase política española es plenamente consciente de lo que se juega este mes de agosto. Si atendemos a sus declaraciones públicas, tuits incluidos, no parece que estén entendiendo la distancia cada vez más grande que les separa del resto de los españoles. Pero lo cierto es que el examen que pasan este mes de agosto es tan decisivo como aquellos que antaño hacían los malos estudiantes en septiembre donde se jugaban su continuidad en la escuela. Según las actitudes y según los resultados de este mes, el suspenso puede ser mayúsculo por no decir que definitivo. La política española está entrando en barrena como la catalana, se une en los grandes principios y se desgarra en el día a día. Siguen tomándonos como imbéciles cuando nos dicen que no quieren unas terceras elecciones mientras no mueven ni un dedo para evitarlas. El tiempo de soplar gaitas se acaba pero no parecen saberlo.

Las incógnitas a despejar son diversas. ¿Hasta dónde Rajoy puede autoenmendarse de sus políticas en los últimos cuatro años y medio? ¿Existe alguien en el PP capacitado o capacitada para controlar el partido hasta relevarle? ¿Qué cara le quedaría a Rivera si mañana el PP renunciase a Rajoy? ¿Quienes serían los ministrables de Ciudadanos, ese partido hecho como la UCD entorno a un líder carismático? ¿Ha decidido ya Pedro Sánchez con qué arma quiere inmolarse, con la de la abstención a Rajoy o con la de unas nuevas elecciones frente a Pablo Iglesias? El triángulo de La Moncloa tiene hoy estos tres vértices que delimitan una superficie cada día más pequeña y con la cuenta atrás de los deberes europeos de trasfondo. Los españoles que pueden, cada día unos pocos más un poco menos, se mirarán este triste espectáculo desde la playa. No estarán pendientes del detalle y se interesarán por el asunto intermitentemente. Convendría que los 'spin doctors' lo tuvieran en cuenta antes de construir el relato. Los episodios como el esta semana en el que no sabemos aún si Rajoy ha aceptado ser candidato a la investidura o pretende otra reforma exprés de la Constitución son difíciles de entender si no sigues la obra cada día.