Pequeño observatorio

La exageración puede matar a las palabras

Perdemos la capacidad de expresarnos con precisión al multiplicar el uso de los superlativos

AGOTADOR Mascherano, entre exhausto y relajado, al final de las celebraciones.

AGOTADOR Mascherano, entre exhausto y relajado, al final de las celebraciones.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Creo que no soy muy exagerado. Pero tengo que admitir que las exageraciones forman parte del lenguaje habitual. Que el lector me excuse si me aventuro a creer que la palabra 'desastre' está vinculada a astro. Se podría pensar que ante un hecho muy negativo o lamentable no se ha tenido la protección de los astros.

Resulta evidente que hoy no tenemos la creencia en los astros como la tenían los más lejanos de nuestros antepasados. Los astros llevaban a los terrícolas beneficios y desventuras. De las creencias míticas se ha pasado a una exploración notable de los espacios celestes y ha aparecido la astrología como ciencia. De todos modos, todavía subsiste lo que el diccionario califica de seudociencia que trata sobre las influencias que tienen los astros en el destino de las personas.

Esta exageración me permite recuperar el tema inicial de este artículo. Nos gusta exagerar cuando usamos nuestro lenguaje corriente. Estamos cansados después de un esfuerzo, y si el cansancio es notable, decimos: «estoy muerto». Una pintura no es que sea mala, «es una porquería». El futbolista que ha cometido un error «fatal». «Si no lo conseguimos será una catástrofe». Tenemos vocación de exageradores.

Hemos progresado tanto en el afán de hacernos notar que no nos damos cuenta de que multiplicando los superlativos –como fantástico, espantoso, aburridísimo– estamos perdiendo la capacidad de expresarnos con precisión. Las palabras y las opiniones pueden ser impactantes, y parece que cuando utilizamos expresiones tan rotundas, de una manera innecesaria, el tópico aparece y devora o ablanda la fuerza que podía tener una palabra ajustada a la precisión de una idea.

Es cierto que puede resultar útil, en algún momento, el uso de un adjetivo que sea espectacular. Pero como en tantas cosas de la vida, el exceso puede llegar a provocar fatiga.