tú y yo somos tres
«Evoluciono hacia el mal»
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
FERRAN MONEGAL
Noche de amooor. Al parecer primero hubo desenfreno. Litros y litros de alcohol. Despiporren en la discoteca. Y luego hemos visto cómo amanecieron: sumergidos los dos en la cama de una habitación de fino hotel, rodeados de botellas vacías, muñecas hinchables y con una resaca como las que pillaba Yul Brynner en Taras Bulba. ¡Ahh! Este fue el sketch que Buenafuente montó a Wyoming para celebrar que visitaba su programa (En el aire, La Sexta). Y así, acostaditos los dos, transcurrió la velada. No podemos decir que esta escenografía haya sido muy original. El recurso de la cama la tele lleva años machacándolo. Lo que hubiera sido noticia, y habría tenido gancho, es que Buenafuente hubiese entrevistado a Jorge Javier Vázquez, o Wyoming a Jordi González. Pero eso es imposible en el telehipódromo actual. Es mas fácil que Rajoy y Mas se entiendan que ver reunidos en un plató a las estrellitas de AtresMedia y Mediaset tiernamente acopladas. ¡Ahh! Serían inmediatamente defenestrados por sus respectivos imperios. De la sesión camera entre los dos astros de La Sexta nos ha interesado en casa lo que ha confesado Wyoming acerca de su propia evolución existencial. Dijo: «Evoluciono hacia el mal. Probablemente acabaré haciéndome satánico». Corrijámosle: no es que pueda acabar siendo satánico, es que ya lo es. Para la caverna, Wyoming es el diablo.
Después de esta hermosa sesión de masaje entre las sábanas, nos ha interesado también la pincelada que dio Ángel Martín -nuevo fichaje del programa- acerca de esa noticia que dieron tiempo atrás todos los medios, esa pobre señora que murió sentada frente al televisor -encendido- de su casa y que pasaron seis meses antes de que nadie detectase su fallecimiento. Decía Martín que aquí lo importante era saber qué cadena estaba sintonizada, porque «seis meses seguidos, noche y día, en un mismo canal, dispara las audiencias de una forma bárbara». Tiene razón. Sobre todo si el televisor de la difunta tenía un medidor de audiencia acoplado. Comentando este curioso tema con Julia Otero en Onda Cero, nos ha enviado un mensaje una oyente y nos ha dicho que si el televisor hubiese tenido un medidor se hubiese detectado su fallecimiento mucho antes, porque el aparato avisa a la central cuando se llevan varios días sin cambiar de canal. ¡Ahh! Es un descubrimiento colosal: ahora ya sabemos para que sirven los audímetros.
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