Evolución y licantropía

TOMÀS NAVARRO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

He de reconocer que tenía en mente escribir un artículo bastante negativo, pero que en el último momento he decidido darle un giro no tan pesimista.

Entenderán que dude de la evolución de la especie humana cada vez que veo las noticias. Llámenme romántico, pero siempre había pensado que la evolución de la especie nos haría más inteligentes, compasivos y cooperadores. Con nuestras mejores virtudes al servicio del bien común podríamos erradicar la pobreza y el hambre del mundo, conseguiríamos que todos los niños tuvieran una infancia feliz, que los adultos disfrutáramos de una vida plena y en paz, que nuestra única lucha fuera contra la enfermedad y que nuestro mayor reto fuera mejorar la calidad de vida y el bienestar.

Esta era mi idea; pero entiendan que dude de la evolución cada vez que veo asesinatos, maltratos, vejaciones, robos, guerras, amenazas, estafas, desahucios, violencia, engaños, mentiras y corrupción. ¡A ver si resulta que no hemos evolucionado tanto! Tenemos los mismos problemas, las mismas ambiciones y las mismas prioridades que hace miles de años, tan solo que disponemos de herramientas, armas, juguetes e instrumentos más sofisticados para demostrar nuestro poder, maltratar y ejercer todo tipo de perversiones.

Permítanme que dude. Yo intento ser positivo, pero permítanme que desconfíe de si vamos por el camino correcto. Entiendo que torturar a un animal sea una costumbre primitiva o medieval, pero, sinceramente, espero algo más de mis congéneres. ¡Hace cientos de años que dejamos atrás la edad media! ¿Acaso no somos capaces de ver cuándo algo ha dejado de tener sentido?

Entiendo que sientas el impulso de herir a alguien porque lo odias mucho o porque no comparte lo que tu crees que es lo mejor del mundo, sea tu religión, tu país, tu raza o tu sistema de valores. Pero no entiendo que el intelecto no haga acto de presencia y te haga recapacitar, sentir compasión y pensar que en el fondo todos buscamos más o menos lo mismo.

Entenderán ustedes que ante las evidentes muestras de involución o de estancamiento de la evolución de la humanidad empezara a dudar de si acabaríamos siendo licántropos capaces de destrozar todo lo que se nos pusiera por delante.

Si, licántropos, seres sin sentido que reaccionan a cada estímulo de manera impulsiva y primitiva sin pensar en las consecuencias de sus actos, sin pensar en las personas que les rodean… sin tan solo pensar. Seres primitivos, manipulables e idiotizados. Seres incapaces de abandonar el obsoleto paradigma de la ley del más fuerte.

Licántropos, seres indómitos, ególatras e irracionales que se encuentras más cómodos destruyendo que construyendo. He tenido mis dudas, debo reconocerlo. De hecho a menudo veo licántropos, créanme, y no solo en las noticias. Los veo en las empresas que visito, en la calle, en reuniones de vecinos… ¡Y a plena luz del día! No vaya usted a creer que se esconden, es más, se sienten orgullosos de ser como son, se creen en el derecho de ser crueles, injustos y egoístas y se vanaglorian de sus gestas.

Tendríamos que ser el resultado de miles de años de evolución, tenemos el mejor cerebro que nunca haya existido, podemos acceder a miles de millones de bytes de información y somos capaces de conseguir hitos que parecen ciencia ficción… Pero no logramos estar a la altura de las posibilidades…

Cada vez que sientas el impulso de robar, de estafar, de mentir, de provocar dolor, de maltratar o incluso de herir a un ser vivo, recuerda que eres capaz de ir más allá, aprovecha tu potencial intelectual y controla tu impulso. Tienes un cerebro con un potencial ilimitado, capaz de tomar el control de tus impulsos más primitivos.

Decide si quieres evolucionar hacia la licantropía o hacia la humanidad. Sigo creyendo que podemos ser capaces de sentir compasión, de ayudar a quien lo necesita, de conseguir vivir en un mundo sereno y en paz. Sigo creyendo que somos capaces de evolucionar como personas, de madurar, de ganar en valores, de cooperar, de ser más tolerantes y respetuosos y, en definitiva, de ir más allá de nuestras necesidades para poder dibujar una sonrisa en cada persona con la que interaccionamos.