La rueda

Europa: ¿simple mercado común?

Sin política progresista la UE desaparecerá, porque es sobre todo un proyecto ideológico

RAMON FOLCH

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¿Se acuerdan del mercado común? En la gris España de los años 70 era la etiqueta del sueño. Soñábamos «entrar en el mercado común», expresión que resumía nuestros anhelos europeístas. Quienes los teníamos, porque la vieja guardia franquista aún vivía delirios autárquicos. El nombre era chocante, pero equivalía a Europa. O sea a democracia, libertad y progreso.

La actual Unión Europea fue prefigurada en 1950 en la' Declaración Schuman'. Se trataba de acabar con aquella Europa hostilmente fragmentada que había provocado dos guerras mundiales. Se empezó creando en 1951 la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), con Francia y Alemania como eje. En 1969 la CECA se fusionó con la Euratom (Comunidad Europea de la Energía Atómica) y nació la Comunidad Económica Europea, es decir, el famoso mercado común. La UE de la libre circulación y el euro arrancó en 1992.

La UE se configuró sobre bases económicas, cierto, pero es un proyecto político. Lamentablemente, las ventajas económicas han hecho perder el norte ideológico, que es el fundacional. El mercado común, más que un instrumento, se ha convertido en un objetivo. Para demasiados de los más de 500 millones de europeos que ya somos, la UE es un club de 28 estados que esperan subvenciones y privilegios. El Reino Unido entró, forzado por las circunstancias, en 1973. Nunca se sintió cómodo y ahora se plantea salir.

Otros estados vulneran los principios fundacionales a menudo, solo hay que remitirse a la crisis de los refugiados sirios. O imponen su voluntad sectariamente, basta pensar en la crisis griega. No era eso. Europa es un proyecto político de libertad y de progreso socioeconómico solidario. Sin proyecto progresista (de izquierdas, si me permiten) la UE se acabará esfumando. Veremos.