Editorial

El laboratorio griego

Un triunfo de Syriza hoy en las urnas sería un serio aviso a la UE sobre la caducidad de las políticas de austeridad

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Grecia, un país pequeño y casi periférico, es hoy el centro de atención de toda Europa. Ha sido el laboratorio donde se ha ensayado la prueba empírica de la austeridad a ultranza para aliviar unos males que, a la vista está, necesitaban otros remedios, no solo el ascetismo económico. Y hoy es el laboratorio donde se verificará la reacción de una sociedad a tantos años de penurias. Se demostrará si ha funcionado la política del miedo lanzada desde la derecha griega y desde las capitales de la UE (Berlín, Bruselas y Fráncfort) o si, por el contrario, la indignación de los helenos, en particular de las clases medias, que son las más empobrecidas por la crisis, es tal que no temen ni a Angela Merkel, ni a la troika ni a todos aquellos que les han hecho pagar con encono por los pecados propios del pasado, pero también por los ajenos.

La atención europea al veredicto electoral en Grecia se explica por ser aquel país el primero en el que un partido que cuestiona abiertamente tanto el bipartidismo dominante en Europa como el funcionamiento del propio sistema –Syriza, una coalición de distintas fuerzas de izquierdas– puede ganar las elecciones, según presagian todos los sondeos. Su victoria, sea o no por mayoría absoluta, lanzaría un serio aviso a la UE sobre la caducidad de las políticas de austeridad. Más aún cuando en algunos despachos de la troika, concretamente del FMI, ya se cuestiona la eficacia de unos ajustes que marginan el impulso del crecimiento.

Con los matices que introduzca la aritmética parlamentaria, Grecia será de nuevo un laboratorio experimental. Si la troika se aviene a negociar otra reestructuración de la deuda griega y una relajación de las condiciones del rescate, otros países víctimas de los programas de austeridad querrán seguir su ejemplo. Si por contra Grecia acaba expulsada del euro, el espejo heleno se romperá en mil pedazos. El desenlace incidirá, con seguridad, en las expectativas electorales de los partidos españoles, y en particular en la credibilidad de las todavía no contrastadas recetas económicas de Podemos.

Cuanto ocurra hoy en Grecia acabará afectándonos a todos en Europa. Durante los duros años de la crisis, el diktat de la austeridad se ha presentado como la única alternativa plausible. Los griegos expresarán hoy con su voto si otra Grecia es posible.