La rueda

La Europa del 'qué hay de lo mío'

JOSÉ A. SOROLLA

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El acuerdo logrado hace una semana por la UE para el reparto de 120.000 refugiados alivia solo en parte el trágico espectáculo protagonizado por los líderes europeos en un drama que ha mostrado las vergüenzas de Europa. El pacto fue conseguido con el método tan europeo del encaje de bolillos: sobre bases voluntarias, sin decir en ninguna parte que el reparto se hará por «cuotas obligatorias», pero con la condición de que todos los países lo acaten, incluso los que votaron en contra. Al acuerdo se opusieron Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía, cuatro estados, por cierto, que se distinguen por el trato discriminatorio a los gitanos que viven en su territorio.

Aunque Finlandia se abstuvo y otros tres países del Oeste (Reino Unido, Irlanda y Dinamarca) pueden escabullirse de la aplicación del pacto por concesiones anteriores, el problema reabre la brecha entre la Europa occidental y la del Este, siempre reticente a cualquier política común, tras la estela de Polonia, que esta vez optó, sin embargo, por sumarse al consenso. En esta ocasión, el liderazgo antieuropeo ha correspondido a Hungría y a su primer ministro de derecha extrema Viktor Orban, a quien un profesor de la Universidad de Budapest calificaba hace cuatro años ante un grupo de periodistas españoles como «el Aznar húngaro».

Desde que en el 2004 entraron en la UE, los países del Este han practicado la política del 'qué hay de lo mío', disfrutando de los derechos de la pertenencia a la UE, pero esquivando las obligaciones. En esta crisis, Alemania y Austria amenazaron a Hungría con recortar las ayudas de los fondos estructurales si se negaba a acoger refugiados, pero al final las posibles sanciones han desaparecido del texto del acuerdo. Un error que llevará a otra frustración si el pacto no se cumple, algo muy probable.