Al contrataque

Eternidad

Gracias a nuestros actos y a nuestra obediencia obcecada, el paraíso existe. Aunque no para nosotros. Allí solo hay gente que vive como Dios

Mossack Fonseca en Panamá.

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MANEL FUENTES

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Muchos de mis amigos ya han decidido en vida que Dios no existe, lo que me parece un error. En los tiempos y en el fondo. ¡Claro que existe! Es el mejor invento de la humanidad. Dios sirve para explicarlo todo y justificarlo todo. Además, siendo omnipotente y omnipresente nunca se le ve por la oficina con lo cual, se evita la queja directa y el desgaste innecesario. Y como él es la suma bondad, al final tenemos la promesa de que nos lo puede arreglar todo.

Con la creación de Dios, también vino el paraíso. Piensen en él. ¿No me digan que no es una idea genial? Un lugar donde vivimos eternamente ajenos al dolor, la tristeza y las penurias mundanas. Lleno de armonía y amigos. Hay predicadores que, además, para el paraíso también prometen actividad sexual de primera, si antes se ha servido a la causa. Vamos, que es una idea tan genial que ahora hemos sabido que hay gente que sin avisar (sin duda para no quitarnos ese misterio existencial que tanto nos distrae) ya se habían instalado en un paraíso... en vida.

Igual que pasa con el del más allá, en este el cuerpo tampoco acompaña al alma en el viaje. O sea, que mientras el cuerpo está en un rastrillo o presidiendo un gobierno, el alma fiscal del susodicho no está entre nosotros y por eso nuestras cuentas públicas, desconocedoras de todo esto, lloraban y sufrían tanto su vacío. Aunque ahora que les hemos visto en los papeles ya estamos más tranquilos. El paraíso existe y ellos están en él. Eso sí, algunos tienen tan mala suerte que habiendo llegado al paraíso y teniendo una compañía allí, resulta que no la tenían operativa. Con lo que cuesta llegar allí.

EL PARAÍSO Y EL INFIERNO

Además, ahora que nos hemos enterado que lo del paraíso es real, al conocer a muchos de los que allí han traspasado (sus dineros, digo) hay quién aboga por abolirlos. ¡Qué barbaridad! ¿Por que? ¿Solo porque algunos los usan para ocultar dinero obtenido ilícitamente o para pagar menos impuestos en sus países? Si en el paraíso hay políticos en activo y gobernantes destacados, seguro que ellos ya lo sabían, y si no nos lo contaron ni lo persiguieron seguro que es por nuestro bien. Y por el suyo.

Lo malo de algunas religiones es que la invención del paraíso conlleva también la del infierno. Y aquí pasa un poco lo mismo, pero peor. Porque a nosotros nos dieron otro manual de instrucciones y nos obligaron a seguir un camino de rectitud que, más que al cielo, nos está abrasando en el infierno, mientras el paraíso nos resulta inalcanzable. Pero qué le vamos a hacer. Y ya que no somos capaces de vilipendiar a los que nos chulean, por lo menos nos queda la íntima satisfacción de saber que sí. Que no era mentira. Que gracias a nuestros actos y a nuestra obediencia obcecada, el paraíso existe. Aunque no para nosotros. Allí solo hay gente que vive como Dios.