Análisis

Esto no es Charlie

DÍDAC GUTIÉRREZ-PERIS

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¿Cómo comparar lo incomparable? Se puede discutir de las diferentes formas de violencia que existen en nuestras sociedades, analizar el contexto internacional e interno en el que se producen, debatir sobre las consecuencias y las respuestas partidistas y/o ideológicas. La violencia siempre es violencia para los que la sufren.

Pero la sensación hoy en París es que lo acontecido en la capital sitúa al país en territorio desconocido. No solo por los números y por el pavor generalizado frente al acto radicalmente indiscriminado: todos los parisinos recibieron llamadas con una duda real, más allá del apoyo, para saber si estaban a salvo. En las calles de París los cafés no hablan de ciudadanos atacados por sus ideas, no se habla de una sociedad movilizada, capaz de digerir por propia autoestima la agresión. Hoy la sensación es otra. Es la sensación de los atentados a gran escala, como en Londres, en Madrid, o en Nueva York.

Algunas señales son inequívocas. El estado de urgencia, decretado por primera vez en todo el hexágono desde el conflicto con Argelia, el discurso de un presidente que hace alusión a las fuerzas armadas, apelando al vocabulario bélico. Hollande ha insistido hasta en cuatro ocasiones que se trataba de un acto de guerra. Y Sarkozy, minutos más tarde, ha dado el paso definitivo, alegando que Francia, "esta vez sí", está en guerra.

La convocatoria este lunes, como permite la política francesa, del Parlamento francés en ‘congreso’ a Versalles, es un hecho excepcional, que solo se da en ocasiones solemnes y para modificar la Constitución. La discusión girará alrededor de tomar medidas internacionales y, muy probablemente, con un carácter marcadamente militar. En ese sentido Hollande tampoco ha hecho alusión a sus aliados europeos. La situación es tal que Francia, en su condición de Estado-Nación, se repliega. Un día negro para la ciudadanía de esta ciudad. Y un día de consecuencias todavía inclasificables para el futuro de la política internacional francesa.