Estar y no estar

TONI AIRA

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Los partidos proconsulta han tenido esta semana en Ana Mato una imprevista aliada a la hora de restarles un poco de la presión mediática que ellos mismos, por sus propios errores, se autoinfligen cuando en teoría la quieren evitar. La cumbre en el Palau Robert fue eso. Un innecesario generar expectativa mediática, cuando aquella reunión estaba destinada a no llegar a ninguna gran conclusión. De ahí el enojo del presidente Artur Mas, aquel día y la vigilia cuando había trascendido a la prensa la previsión de encuentro. «¿Por qué filtrar una reunión que no tiene que cerrar nada? ¿Para, al salir, generar más sensación de crisis porque no habrá quién pueda o quiera decir nada?» Se lo preguntaba uno de los hombres del presidente, muy en boca de él. Poner (aún más) presión. Parece evidente que quien filtra lo hace con este objetivo. Suerte de Mato.

La actual ministra de Sanidad hace más de una década que acumula cargos de responsabilidad en el PP. Fue un peón fiel y disciplinado a las órdenes de Mariano Rajoy en la sede de Génova, cuando el presidente era más discutido y más carecido iba de fieles dispuestos a hacerle de escudo ante Esperanza Aguirre y compañía. Y es agradecido. Y allí, en la sede central del PP, desde los primeros tiempos de José María Aznar hay un departamento, el de Telegenia, dedicado a trabajar la comunicación de los portavoces del partido. Mato debía de pasar por el lugar como si nada. Impermeable. Y, por cierto, que el director del departamento desde mediados de los años 90, Jorge Rábago, ha sido noticia también estos últimos días porque fue consejero de Caja Madrid con una de las famosas tarjetas b. Otros han sido forzados a dimitir. Él, de momento, no. Su papel como asesor en relaciones públicas y telegenia es muy valorado en el partido. A pesar de casos como el de Mato.

Y es que, si el actor principal no da la talla, ya puede tener los mejores asesores, pero llegará hasta donde pueda y no más. Mato, en el ministerio, tiene a un veterano de director de comunicación, José Manuel Martínez Ruiz. Trabajó para el PP catalán y en Sanidad con las ministras Celia Villalobos (con la crisis de las vacas locas) y Ana Pastor. Y no le fue mal. Ahora, a lo máximo a que han podido aspirar él, Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría es a hacer invisible a la ministra. Está ahí, ocupa la silla (que hace tiempo se ganó por obediente), y a la vez no está, porque la esconden tanto como pueden, no fuera caso que con su poca habilidad cree fuegos a cada instante y tape las crisis de otros.