La clave

Y Esquerra volvió a decir 'no'

En el polo soberanista no cambian los cabezas de cartel, pero el ambiente de disputa entre las dos formaciones de Junts perl Sí es ahora más fuerte

Los diputados de ERC Joan Tardà y Gabriel Rufián, en el Congreso.

Los diputados de ERC Joan Tardà y Gabriel Rufián, en el Congreso. / periodico

JUANCHO DUMALL

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La decisión esperada, pero no por eso menos relevante, de rechazar otra vez la invitación/tentación de Esquerra para formar una coalición electoral con Convergència cara a las elecciones legislativas del 26 de junio da a esta cita electoral un atractivo añadido, al suponer una nueva confrontación entre las dos fuerzas soberanistas en un momento cuando menos confuso del 'procés' soberanista. Recuérdese que en las elecciones de diciembre del pasado año, ERC logró la segunda posición en Catalunya (16% de los votos y nueve escaños), mientras que CDC, con la marca Democràcia i Llibertat, caía a la cuarta plaza (15%, ocho diputados). Pillados en pleno proceso de refundación del partido, para los dirigentes de CDC otro retroceso electoral sería un contratiempo grave.

En el polo soberanista no cambian los cabezas de cartel (Homs por Convergència, y el tándem Rufián-Tardà por ERC) pero el ambiente de disputa entre ambas formaciones, que comparten la coalición Junts pel Sí, es ahora más fuerte que hace unos meses. Los republicanos han olfateado las dudas de los convergentes ante la exigente hoja de ruta que se marcaron para esta legislatura catalana. Volvemos a la batalla entre los independentistas puros y los que titubean ante el temor de un paso en falso.

LUCHA ENCARNIZADA

La lucha por el voto en este flanco será encarnizada, pero Esquerra no puede centrarse solo en un frente. Si quiere superar los nueve escaños del año pasado debe buscar papeletas en las alforjas de En Comú Podem (12 escaños el 20-D), la fuerza que sorprendió al ser la más votada en Catalunya. Sus portavoces, en particular, Xavier Domènech, no han cometido errores estos meses y han logrado situarse en la centralidad al poner el referéndum por delante de la desconexión, es decir, los bueyes delante del carro. Homs también ha visto que ese planteamiento se vende mejor en este momento entre su electorado natural que la imprecisa y arriesgada política de desobediencia a la legalidad del Estado. La base de partida es, por tanto, bastante diferente a la de la anterior campaña electoral, tan cercana.