Al contrataque
Espinar, Marx y Rufián
Con el 'caso Espinar', Pablo Iglesias ha demostrado tener el mismo aprecio por la inteligencia de los ciudadanos que Federico Trillo
Xavier Sardà
Periodista
Es licenciado en Ciencias de la Información, con una amplia trayectoria en radio y televisión. Su actividad se centra actualmente en tertulias de carácter político.
XAVIER SARDÀ
Esta semana, además del nuevo Gobierno, han quedado claras dos cosas. La primera es que Pablo Iglesias tiene el mismo aprecio por la inteligencia de los ciudadanos que Federico Trillo. Iglesias ha defendido como ético el comportamiento del portavoz de su partido en el Senado. Francamente, no esperábamos que Podemos fuera un partido político sin aprovechados, pero sí esperábamos que la respuesta a una presunta especulación inmobiliaria fuera distinta. La defensa que Iglesias ha hecho de Ramón Espinar ha sido calcada a la de Federico Trillo-Figueroa y Martínez-Conde cuando se descubrió la Gürtel: una campaña interesada contra su partido.
Hay que agradecerle a Espinar su corrección a Marx. El señor Karl explicó en El Capital que «el algodón comprado por 100 libras esterlinas se vende, por ejemplo, por 100 + 10, o sea por 110 libras esterlinas. (...) Este incremento o excedente que queda después de cubrir el valor primitivo es lo que yo llamo plusvalía». En cambio, Ramón Espinar ha dicho que comprando un piso a 146.000 euros y vendiéndolo a 176.000 «no hay beneficio, lo que hay es una diferencia entre el precio de compra y el precio de venta». ¿Candidato al Nobel?
La segunda ilustración de la semana es que los medios de comunicación de Madrid hacen su trabajo de manera distinta de los de Barcelona. Los de Madrid, de izquierda a derecha, han pedido explicaciones exhaustivas a Espinar e Iglesias. Han entrevistado al presidente de la cooperativa de las casas. Han hecho reconocer al portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid que el caso Espinar «perjudica mucho al proyecto de Podemos». Vamos, que Espinar e Iglesias han sudado la camiseta.
El caso del paro de Rufián
En cambio, en Catalunya pocas explicaciones se pidieron a Junqueras y a Rufián sobre el presunto chanchullo laboral que Rufián contó a La Vanguardia: «En estos momentos estoy cobrando el paro, tuve que dejar mi trabajo para dedicarme a esto [la política]». El subsidio de paro es para quien busca trabajo y no lo encuentra, no para quien abandona un trabajo. ¿Se les entrevistó con la misma profusión del caso Espinar-Iglesias?
Ignacio González no pudo presentarse a la presidencia de la Comunidad de Madrid porque toda la prensa madrileña sin excepción expuso su chanchullo especulativo inmobiliario en Marbella/Delaware. En cambio, durante décadas casi nadie pidió explicaciones sobre cómo era posible que el hijo del president de la Generalitat luciera con desparpajo una flota de coches propia de los hijos de los dictadorzuelos bananeros. Y cuando alguien lo hizo, o se le censuró o se le intentó acallar. Som així.
Por cierto, los Mossos detienen a una alcaldesa de la CUP. ¿Elecciones?
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