La esperanza de un nuevo Sant Jordi

La fiesta de Sant Jordi llega otro año vestida de esperanza e ilusión. El tejido empresarial de la edición pondrá a prueba sus costuras tras salir airoso de la última edición en tiempos de crisis y la ciudadanía se volcará en los libros y las rosas como ningún otro día del año. En la estantería, la literatura catalana acariciará el propósito de situarse al mismo nivel de ventas que la castellana, mientras el recurso a la educación y al amor a las lenguas intentará conjurar la vocación de la lectura entre la población más joven. La prevista jornada primaveral de Sant Jordi también volverá a mostrar la capacidad de la ciudadanía de entusiasmarse y, en plenos recortes, invertir en un bien cultural.

La tradición tiene un gran peso en Catalunya y esta jornada está marcada en el calendario como la destinada a tocar los libros, mirarlos, comprarlos y, en muchas ocasiones, regalarlos. De momento, las encuestas señalan que compramos los libros que leemos y que las mujeres leen más que los hombres. Entre las buenas noticias, el hecho de que las personas paradas ocupan su tiempo con libros, aunque no paguen por ellos. La piratería acecha al sector, que se vuelca cada vez más por la solución digital por sus mejores costes de producción.

En todos los rincones de Catalunya, la pluralidad se expresará hoy en la infinidad de los títulos que coparán las primeras posiciones, serán en dos lenguas y en varios géneros. Y al calor de esta muestra de civismo, nuevas librerías abrirán.