GEOMETRÍA VARIABLE

¿Es Pedro Sánchez como Gary Cooper?

El líder socialista sabe que está muy solo, pero cree tener balas para llegar a la Moncloa

JOAN TAPIA

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El resistente presidente de Cantabria, que gobierna con apoyo socialista, le dijo el domingo a Pedro Sánchez en Santander que le recordaba al Gary Cooper de 'Solo ante el peligro'. Tiene razón. Está solo ante... casi todos. El PP con mayoría absoluta ninguneó con prepotencia al PSOE al despreciar la propuesta de reformar la Constitución para abordar el conflicto catalán. Y le acusó de poco menos que de ser el causante de la crisis.

Pero ahora Mariano Rajoy se cree legitimado para exigir con contundencia “un Gobierno de tres partidos que están de acuerdo en lo esencial: la unidad de España y la igualdad de todos los españoles”, y en acusar al líder socialista de ambición personal si no acepta un papel de comparsa. La prueba es que no quiere cambiar su política sobre Catalunya, e incluso incita a Felipe VI a meter la pata.

Pablo Iglesias celebró su resultado diciendo: “Nos ha faltado una semana y un debate”. Evidentemente, no para superar los ocho puntos que le separaron del PP, sino para llegar antes que Sánchez. Y luego ha añadido que no sabe quién manda en el PSOE y que el referéndum en Catalunya es una línea roja, aunque no parece ser ese el criterio de Iñigo Errejón y Mónica Oltra.

Y ha añadido que el pacto entre PSOE y Ciudadanos para que Patxi López presida el Congreso --al incluir al PP, que lo ha tolerado porque la alternativa era el fracaso de su candidato y porque ha salvado los muebles (tres miembros sobre nueve en la Mesa del Congreso)-- era nada más ni nada menos que un contubernio del "búnker". Y para más soledad, está claro que varios barones de su partido (felices en sus taifas) desconfían de un líder que actúa sin pedirles permiso.

Por último, personalidades relevantes del mundo económico --con influencia mediática-- están molestas porque creen (no sin razón) que el balance económico de Rajoy es positivo. Los medios de comunicación más solventes recelan, mientras que los de la derecha dura le atacan a degüello y le acusan de romper España.

Pero Cooper-Sánchez tiene tres balas. La primera es que sin el PSOE no hay investidura posible. La segunda es que cree (y su convicción es tan cierta como la de los empresarios sobre la economía) que España ha votado cambio. Por eso no hay mayoría alternativa de centroderecha. Y la tercera es que el PSOE no es un partido suicida y la fronda de los barones ni osará ni podrá liquidar ahora a un secretario general elegido en primarias.

Y como su característica es tanto la determinación como cierta 'potra' (se vio en las primarias del 2014), apuesta a que será investido porque ni el Ibex, ni Ciudadanos, ni Podemos querrán --por razones diversas-- la vuelta a las urnas. Y que si hubiera nuevas elecciones, será un candidato más rodado (se vio el pasado viernes en la entrevista de TVE).

Gary Cooper al final ganó, pero la política española es más dura que un western y él puede ser asesinado en cualquier esquina. Y si se sale, las dificultades serán tremendas. La principal, la imprescindible disciplina económica que solo admite alguna inflexión. Sánchez lo sabe. Necesita a Podemos, pero si baja de las nubes venezolanas y aterriza en Europa.

España puede hacer de Portugal, pero sin dejar de pensar en Alemania. Por eso le ha dicho que no a Iglesias en lo de los cuatro grupos parlamentarios. Si Iglesias dispone de 69 diputados (como presume), no debe tener ventaja sobre el PSOE, el PP o Ciudadanos. Es algo tan elemental como el déficit o la deuda exterior. España deberá pedir a los mercados 400.000 millones en el 2016 y de nada le serviría llegar a la Moncloa si después (por socios a lo Varoufakis) se precipita al vacío.