Errejón y Jordi Hurtado

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JUAN CARLOS ORTEGA

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Este mes se cumplen 20 años de emisión del programa 'Saber y ganar'. A Jordi Hurtado le pasa como a Íñigo Errejón; su más preciado don es transformado en defecto por todos aquellos que disfrutan fastidiando al prójimo desde la salida del sol. Parecer más joven de lo que uno es, ha sido siempre, una ventaja, aunque paradójicamente eso es algo que, con estos dos hombres, es utilizado como argumento para la burla.

Si la biología se porta bien con ellos, vamos a fastidiarles; mandemos a Errejón a la guardería y a Hurtado a la tumba. Decenas de miles de tuits nos aseguran que el segundo de Podemos es un crío y que el presentador de 'Saber y ganar' debe llevar muerto varios lustros, durante los cuales se han ido emitiendo antiguas grabaciones del concurso.

Es evidente que no siempre la lozanía aparente de ambos es utilizada con crueldad, pero si usted analiza las invectivas lanzadas contra ambos, observará que en un porcentaje elevadísimo éstas no son precisamente amables.

Usar para el fastidio incluso aquellas características objetivamente buenas, revela algo tristísimo acerca de cómo somos en realidad. Las ganas de incomodar son tan poderosas que incluso ya no nos conformamos con eso tan ruin de burlarnos de los defectos; necesitamos también ridiculizar las virtudes y así agrandar el número de nuestros damnificados.

El mecanismo por el cual el aspecto de prolongada juventud puede transformarse en motivo de burla, merecería ser estudiado con mucho detenimiento. Tal vez tiene sus orígenes en la necesidad de agrandar las bondades que otorga la experiencia cuando uno va haciéndose mayor; una suerte de cinismo propio de los que han cumplido muchos años y ven en el joven esa ilusión que a veces a ellos se les escapa. En el fondo, se trata de la gran venganza de los ancianos a la insoportable frescura que lucen los que tuvieron la desvergüenza de nacer mucho después que ellos. El insulto «mocoso» fue ideado, obviamente, por personas que hace años habían dejado de moquear.

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Lo paradójico es que en las redes sociales, los que teclean burlas a Íñigo Errejón y a Jordi Hurtado por su aspecto juvenil son, mayoritariamente, individuos que todavía moquean. Eso nos lleva a la sorprendente conclusión de que, si bien los burladores son jóvenes, su humor ha dejado irremediablemente de serlo.

Humor envejecido y muy macho, porque ¿qué ocurriría si Íñigo y Jordi fueran mujeres? Ignacia Errejón y Georgina Hurtado no habrían sido en absoluto objeto de bromas. Que una mujer se conserve joven es algo que gusta mucho a todo el mundo, sobre todo a los envejecidos varones que suelen reírse del aspecto juvenil de sus rivales. Ningún hombre se mofaría de una política con la piel «demasiado» tersa para su edad, ni de una presentadora de cincuenta y tantos que conservara todavía los rasgos de su veintena.

Resumiendo: muchas felicidades, señor Hurtado, por esos magníficos 20 años de programa, y felicidades también a usted, señor Errejón, por hacer rabiar a los machos alfa cuya edad empieza irremediablemente a notárseles.