El epílogo

Entre Mas y Montilla

ALBERT SÁEZ

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El Gobierno deMas presentó ayer sus presupuestos, pero no tiene quién los vote. Anunció que no habrá la subasta de enmiendas que tan buenos resultados ha dado históricamente a CiU… en Madrid. Pero aquí la oposición le tiene que hacer el trabajo gratis porqueMastiene el mango de todas las sartenes: la de los principales ayuntamientos en disputa, la de la Diputación de Barcelona y la de la gobernabilidad de España, ahora conRubalcabao después conRajoysi llegara el caso. Esta actitud de aparente condescendencia esconde una gran prepotencia. En política nadie hace nada gratis. InclusoMassacó aZapaterodel atolladero del Estatut a cambio de… una foto y de la cabeza deMaragall, que no es poco. Me temo, pues, que la oferta delpresidentaMontillapara pactar una abstención del PSC es tan sincera como imposible si no ofrece nada a cambio.

Una oferta difícil

¿Qué puede ofrecerMasaMontilla? El todavía líder del PSC pide respeto a la verdad. Los corifeos deMasse han ensañado atribuyendo el déficit, principalmente, a un supuesto despilfarro cuando el sentido más común deja en evidencia que el drama ha sido la caída de ingresos y las trampas saduceas del nuevo sistema de financiación. Los socialistas también podrían dar el paso hacia la abstención a cambio de la renuncia a la supresión del impuesto de sucesiones o, como mínimo, a su congelación. Pero aquí las buenas intenciones deMas han chocado con el griterío de una minoría que manda más que la mayoría silenciosa.

Si de verdad elpresidentMas quiere la abstención del PSC, debería poner el marcador a cero. Reconocer, en primer lugar, que le conviene para mantener inalterado el precio de su futuro apoyo aRajoy. Romper con el menosprecio que algunos le invitan a tener con los socialistas catalanes, a quienes se recrimina su voto con el PSOE en Madrid al tiempo que se llama aRubalcabapara que los haga entrar en razón. Y reconocer, en definitiva, que la centralidad en Catalunya es cosa de dos y que cuando se ha pretendido extenderla a PP y ERC los que han pactado han salido chamuscados.