Gente corriente

«Si el pesebre no transmite nada, es solo una maqueta»

Enric Benavent es pesebrista social. Su belén ambientado en un cajero es una potente denuncia del capitalismo

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GEMMA TRAMULLAS

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Aquel niño que no podía esperar el momento de sacar los 12 tomos de la enciclopedia Monitor del mueble de casa para poner en su lugar el tradicional pesebre de corcho y musgo que había hecho con su padre y sus hermanos es actualmente uno de los pesebristas más reivindicativos. Autor de la tesis doctoral Simbolismo religioso en el espacio público y miembro del Col·lectiu El Bou i la Mula de estudiosos del pesebre, Enric Benavent (Vilanova i la Geltrú, 1964) expone en la sede del Grup Pessebrista de Castellar del Vallès un impactante nacimiento ambientado en un cajero automático. Su título: Obra Social.

-Sus pesebres no siempre son bien recibidos. El de 2006 estaba ambientado en la guerra y fue retirado de una exposición. Es lógico que haya gente que no acepte los pesebres que rompen con el imaginario clásico, pero yo creo que estoy dentro de la más estricta tradición.

-¿Por qué? El pesebre siempre ha representado el nacimiento de Jesús en el contexto de las personas que lo han hecho y yo lo único que hago es estirarlo al siglo XXI. Si actualizáramos el relato evangélico, Jesús hubiera podido nacer en un cajero automático. ¿Por qué es menos aceptable representarlo así que un paisaje pirenaico de pastores con barretina?

-¿Porque siempre se ha hecho así? Es el principal argumento. A raíz del pesebre de la plaza de Sant Jaume, que está hecho con criterios de arte contemporáneo y no es de lectura fácil, oí que alguien decía: «¡Quieren matar la Navidad!» No. Los que la matarán son los que no lo dejan evolucionar, pero mientras el pesebre se pueda hacer e interpretar de distintas formas no morirá.

-En su reproducción del cajero de la Caixa no falta ni un detalle. Es una fotografía de lo que veo cada día en el cajero que hay debajo de mi casa. Podría haber puesto dos personas sin hogar en cualquier otro lugar, pero aquí hay una cuestión simbólica. ¿Dónde están las causas reales de la crisis económica y la injusticia social?

-¿Ha hecho un pesebre anticapitalista? Podría ser. Este pesebre reivindica el Dios pobre de los cristianos y al mismo tiempo denuncia las consecuencias del sistema económico actual y los abusos del sistema bancario, así que en el fondo es una crítica al capitalismo. También hay un mensaje de esperanza y solidaridad, que representan los niños que le llevan un bocadillo.

-No es un pesebre bonito. A mí tampoco me gusta estéticamente; es horrible, como el del año pasado, que representaba el campo de concentración de Ravensbrück. Alguien decía también que es un pesebre triste, pero lo que es triste es que en Barcelona haya 3.000 personas sin hogar y 900 que no tienen donde dormir.

-¿Debería haber algun límite en la representación del nacimiento? Creo que se puede hacer todo mientras se respete la actitud que hay detrás de la mitología de los personajes. Por ejemplo, yo no me imagino un pesebre en el que San José y la Virgen vayan de ricos. Este año se vende un pesebre hipster en el que las dos figuras aparecen haciéndose un selfi con el niño Jesús y tampoco lo veo claro. Para mí no respeta la actitud de los personajes.

-¿Y qué actitud refleja hacerse un selfi? Mmm... La actitud de protagonismo, de dejar constancia de que tú eres el importante al lado del niño Jesús, como si estuvieras con un famoso. Creo que esta mirada egocéntrica no forma parte de la actitud que representan San José y la Virgen.

-Usted es creyente. ¿Es imprescindible serlo para hacer el pesebre? No, lo que hay que ser es sensible y querer transmitir algo. Si el pesebre no transmite nada, si no hace pensar, si no hace vibrar, solo es una maqueta.