Enigmas de un pacto inverosímil

ENRIC HERNÀNDEZ

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Xavier Trias es un político experimentado y prudente, poco amigo de la improvisación y aún menos de las extravagancias. Por eso el alcalde en funciones ha levantado enorme revuelo al flirtear con la idea de conservar en sus manos la vara municipal con el exótico apoyo de Esquerra, el PSC y el PP. El escaso entusiasmo que ha puesto en el empeño ­­­--«no es probable, pero no es imposible»--­ y su pronta batida en retirada dejan entrever que o bien ha dado un paso en falso, o bien lo ha hecho antes de tiempo. En todo caso, la fugaz escaramuza de Trias está envuelta en una niebla de enigmas que convendría disipar.

Cuando el candidato de CiU garantizó en campaña que solo gobernaría Barcelona si su lista era la más votada Barcelonalista era la más votada estaba apelando al voto útil frente a Ada Colau, pero también se inmunizaba ante presiones venideras en caso de victoria de la alcaldable de BComú. Al situarse en la oposición la misma noche de su derrota, Trias dejó claro que no estaba dispuesto a participar en según qué enjuagues. ¿Qué ha cambiado desde el domingo para que ahora no se cierre en banda a un acuerdo contra la ganadora en las urnas?

«Hay gente que dice que eso es posible», ha declarado el alcalde acerca de un (difícil) acuerdo de gobierno con ERC y PSC apuntalado (hipótesis inverosímil) por los tres votos del PP en la investidura. Esa «gente» --«poderes económicos», según le habría revelado a Colau-- podría, en efecto, albergar temores ante la conformación de un gobierno de izquierdas en Barcelona. Quizá Trias no haya querido desairar a los poderes fácticos de la ciudad, trasladándoles al tiempo la responsabilidad de convencer a ERC y PSC para que se presten a la maniobra, cosa que ambos afirman rechazar de plano.

El memorial de agravios

La otra incógnita es si las palabras de Trias son ajenas a la agenda electoral de Artur Mas. En la carrera hacia el 27-S, si ERC ofrenda la capital catalana a una alcaldesa no independentista engrosará el memorial de agravios que viene confeccionando CiU. De resucitar el debate de la lista única o torcerse la negociación de la hoja de ruta, la reedición del tripartito barcelonés se convertirá en arma arrojadiza.