La clave

Energúmenos en el Camp Nou

JUANCHO DUMALL

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Quienes pudimos apreciar el pasado fin de semana la memorable exhibición de alegría, deportividad y señorío que dio la afición del Athletic de Bilbao en las calles de Barcelona y disfrutar del ambiente de pasión de dos hinchadas respetuosamente enfrentadas en las gradas del Camp Nou durante la final de Copa no podemos sino llevarnos las manos a la cabeza cuando un dirigente político, nada menos que el portavoz del PP en el Congreso, Rafel Hernando, califica de «energúmenos» y «enfermos» a muchos de los que allí se dieron cita. Y miren que en los estadios de fútbol, en casi todos, se viven con frecuencia situaciones que dan para calificar de brutos, exaltados y borregos a grupos de aficionados ultras. En cambio, el comportamiento de las cerca de 90.000 personas que empujaron al Barça y al Athletic en ese partido fue ejemplar, por más que el consumo de cerveza en las horas previas al encuentro no fuera nada desdeñable.

Pero, claro, Hernando no hablaba de la intolerable cólera de la afición por el lanzamiento de objetos al campo, por insultos al árbitro o por cánticos xenófobos o racistas. No. Eran energúmenos y enfermos por silbar o abuchear al himno nacional español antes del inicio del partido. Es decir, un acto de protesta política -ruidosa, pero no violenta- era elevado a la categoría de lo salvaje por el portavoz del PP.

Se trata de otra muestra del léxico de brocha gorda al que tan acostumbrados nos tiene el portavoz popular. Porque una cosa es defender el respeto a los símbolos nacionales o apoyar la contención de las emociones en pro de la convivencia, como hacía, por cierto, el editorial de este diario del pasado sábado, y otra muy diferente tratar la discrepancia como una enfermedad o una degeneración.

Batalla política

El lenguaje no es nunca inocente. Mucho menos cuando se utiliza en la batalla política. Los calificativos de Hernando van encaminados a situar en los territorios de lo intolerable a aquellos que discrepan con la actual organización territorial del Estado español. Esa es la madre del cordero. Y no la arreglaremos con improperios.