Dos miradas

La encuesta

El error estratégico del soberanismo radica en la difícil conjunción entre la efervescencia popular y el dibujo frío e inmovilista de los partidos

JOSEP MARIA FONALLERAS

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La encuesta de ayer nos informa de algunos detalles que vale la pena medir y también nos insinúa posibles escenarios (¿una candidatura unitaria?) que ahora no cuentan pero que quizá sería bueno que alguien se planteara, si es que el soberanismo realmente tiene la intención de afrontar el 27-S como un examen final y no como una mera confrontación de intereses políticos. Visto el descenso, ¿no habría sido mejor convocar antes las elecciones -hablo de las plebiscitarias- y no esperar todos estos meses de convulsiones, pactos, retrocesos y encuestas? Cualquier radiografía del estado actual es precisamente eso: un retrato del cuerpo social en un momento determinado, con enormes posibilidades de cambio. No es un levantamiento topográfico del terreno, en el sentido que entendemos las representaciones cartográficas que describen una orografía inamovible. Y, sin embargo, podemos percibir movimientos tectónicos, insinuaciones de fallas futuras, fracturas de la corteza que empiezan a ser visibles, anuncios de los terremotos que vendrán y que afectarán la estabilidad de la tierra firme. El error estratégico del soberanismo (y eso dice, en parte, la encuesta) quizá radica en la difícil conjunción de dos vectores confrontados: la efervescencia popular y el dibujo táctico, frío e inmovilista (ante una situación excepcional) de los partidos. Quizá son sustancias que no son solubles, la una en la otra. Puede que sea, este problema, una ecuación insoluble.