LA CAVERNA AZULGRANA

Encuentros en el Balón de Oro

"Pongamos que cualquier mañana, el único mortal con cuatro esferas doradas en su vitrina decide tomarse un café"

Leo Messi, en el 2009, con su primer Balón de Oro

Leo Messi, en el 2009, con su primer Balón de Oro / periodico

ALBERT MARTÍN VIDAL

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Pongamos que había trabajado en una farmacia. Química legal, cuidados para abuelos, placebos, algo de cosmética... No poca miseria humana y una cierta voluntad de ayuda al prójimo. Pongamos que decidió dejarlo todo, juntar sus ahorros y hacerse con un bar. Encontró uno apropiado. Con solera y clientela habitual. Además, el bar no tenía un nombre cualquiera, tenía un nombre sonoro y difícil de olvidar: el bar se llamaBalón de Oro. Se lo quedó.

Pongamos que todo ello ocurre en Barcelona. Pongamos que a los dos años de dar este salto mortal, tras dos años de fregar los suelos de su bar cada tarde, el barrio recibe un nuevo vecino. Al principio es una leyenda urbana, que luego se convierte en rumor y asciende toda la escala de las mentiras bíblicas hasta adquirir el estatus de verdad completa:Leo Messivive ahí mismo.

Pongamos que elBalón de Oroes el bar más cercano a la morada terrenal del dios del fútbol. Pongamos que cualquier mañana, el único mortal con cuatro esferas doradas en su vitrina decide tomarse un café. Cuando entre en ese local, no habrá en ese instante ni una brizna de casualidad: será un triunfo de la incierta ley de la atracción entre cuerpos dorados.

No me dirán que Barcelona no es una ciudad maravillosa. No me dirán que Messi no es poético hasta en el café con leche.

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