EL ENCAJE SOCIALISTA

¿Es Catalunya Baviera?

El líder del PSC, Miquel Iceta, y el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.

El líder del PSC, Miquel Iceta, y el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.

GABRIEL COLOMÉ

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El debate en el seno del socialismo español tras el voto diferente en la investidura de Rajoy ha reabierto una vieja historia de las complejas relaciones entre el PSOE y el PSC. La gestora del PSOE está construyendo unas líneas rojas sobre su relación con el PSC. Lo preocupante, en un partido plural, es que la gestora tenga la misma visión sobre el PSC que sobre la problemática catalana, unitaria y no federal. La duda es si intenta competir en españolidad con el PP. Alguien debería comentarle que es difícil ganar a la derecha en el tamaño de la roja y gualda.

Sería instructivo recordarle el origen del PSC, fruto de un acuerdo entre Felipe González y Alfonso Guerra, por el PSOE y por Joan Reventós y Raimon Obiols por el PSC-C en 1977, llamado el Pacto de Abril. A veces la memoria, en tiempos convulsos y tensos, nos puede hacer olvidar quién es quién en esta historia fratricida y fraternal. El Partit dels Socialistes de Catalunya fue fundado el 16 de julio de 1978 por la unificación de tres partidos existentes y que se disolvieron para formarlo: la Federación catalana del PSOE, el Partit Socialista de Catalunya-Congrés y el Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament.

UN PROYECTO PARA TODO EL ESTADO

Nació como un partido diferenciado del PSOE pero que se vinculaba a través del Protocolo de Unidad, como  partido federado por la voluntad de los fundadores de participar en un proyecto socialista en todo el Estado español. El Protocolo de Unidad fijaba una relación entre el PSC y el PSOE en lógica de partido independiente pero federado. Jurídicamente es independiente por estar inscrito en el Registro de Partidos Políticos y por una resolución de la Junta Electoral Central de 1986 referida a la asignación de espacios electorales.

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La relación entre los dos partidos está regulada por la Adicional Primera de los Estatutos del PSOE: "La articulación orgánica de los partidos federados surgidos de procesos de unidad socialista se regulará por lo establecido en los respectivos acuerdos de unidad aprobados por el Congreso correspondiente”. A diferencia de otros partidos socialistas que se integraron simplemente en el PSOE, perdiendo sus señas de identidad, el PSC no se integró como una federación más, sino que es el único partido de todo el Estado federado con los socialistas españoles.

Bien es cierto que las relaciones del PSC con el PSOE son complejas ya desde la fundación del  partido en 1978. Y lo son porque el PSC no es un partido federado independiente pero tampoco es una federación del PSOE. Sería más correcto hablar de autonomía entre uno y otro. El problema de los socialistas catalanes era y es delimitar y marcar claramente los límites y las fronteras de esta autonomía.

DOS CULTURAS Y SENSIBILIDADES 

El PSC es un partido plural y complejo porque recoge en su seno dos tradiciones del socialismo que han conformado y conforman dos culturas y dos sensibilidades diferentes y diferenciadas. Estas dos culturas se pueden describir, de manera esquemática, de la siguiente manera: la tradición socialista catalana bebe de unas tradiciones antiestatistas, anticentralistas, individualistas, autogestionarias, cooperativistas y con influencias anarcosindicalistas. Representa lo que consideramos la línea “societal” en el socialismo europeo, en una corriente reconocible desde los socialistas fabianos hasta el PSU 'rocardiano'.

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La tradición dominante en el socialismo español, en cambio, tiene unos componentes estatistas, obreristas, jacobinos, laicos y republicanos. Representa la línea “estatal” en el socialismo europeo. Estas dos “almas” se entroncan en las raíces históricas que han marcado la vida del socialismo en Catalunya, con la existencia de un 'continuum' histórico que llega hasta nuestros días.

Esta descripción de las dos tradiciones nos lleva a plantearnos el tema de la posición socialista sobre las relaciones entre Catalunya y España. Si para el PSOE la construcción y la transformación del Estado es el tema básico, en cambio, para los socialistas catalanes esta problemática le es más lejana, tan lejana, a veces, como la actuación del Estado en Catalunya. Asimismo, esta conformación de sensibilidades diferentes tiene unos efectos en el interior del partido unificado y en su proyección externa hacia la sociedad, diferenciándose las actitudes de grupos y núcleos tanto en relación al marco catalán como al conjunto español. Estos comportamientos están impregnados por aquellas  culturas diferenciadas.

El PSC, partido unido y unificado, impregnado de dos culturas que lo convierten en un partido plural en su visión de la sociedad, pero lleno de tensión interna para mantener un equilibrio inestable, desde su fundación, entre las dos “almas” y su relación compleja con el PSOE. Esta es la marca que distingue al Partit dels Socialistes de Catalunya hasta nuestros días.

LA NECESIDAD DEL ELECTORADO CATALÁN

¿Quiere el PSOE replantear esta relación? Catalunya no es Baviera. Ni el PSOE es la CDU ni el PSC, la CSU. La diferencia, aunque no se quiera entender, es que el PSOE forma parte del PSC desde 1978 y, como tal, participa en la política catalana. Y, asimismo, ese tercio del PSOE en el PSC participa en el PSOE español. No es un problema de marcas. Es aplicar el federalismo en las relaciones entre los dos partidos. Y no permitir que la tradición jacobina se imponga.

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Hay muchos modelos aplicables pero no en una lógica de subordinación como una federación más. Ello comportaría acabar con la propia identidad del PSC. Y el PSOE sabe que para volver a gobernar España necesita a Andalucía y a Catalunya. Sin el electorado catalán, el PSOE no volverá a ganar las elecciones generales.

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Finalmente, plantear la relación entre los dos partidos por parte de una gestora que no tiene competencias para realizar este tipo de debate solo se puede entender de una sola manera posible: Susana Díaz y sus colegas no quieren que los afiliados del PSC voten en las primarias: tacticismo, por parte de una candidatura. Además, una gestora tiene como misión gestionar y convocar un congreso, no arrogarse la secretaría general no electa. Por lo tanto, que gestione y deje la política para el futuro secretario general.

Como diría Cobi, en estos días de 25 aniversario olímpico, ¡amigos para siempre!