Pequeño observatorio

Ha empezado el final de 'nuestro' mundo

Cómo está cambiando lo que hasta no hace mucho llamábamos 'nuestro mundo'. Era una manera de vivir, nuestros gustos, nuestra relación habitual con unas determinadas personas

UNA VISTA AÉREA DEL PUERTO DE KWAI CHUNG

UNA VISTA AÉREA DEL PUERTO DE KWAI CHUNG / JRH

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si no me equivoco, he vivido años y años sin ver ningún chino. Ningún chino auténtico, quiero decir. Porque es cierto que en otros tiempos se presentaron en los escenarios de Barcelona algunos artistas que practicaban la habilidad de los juegos de manos y el prodigio de la desaparición y reaparición de objetos. ¡Incluso de personas!

Ahora en la China real, la política y la económica, se presenta visiblemente como una evolución extraordinaria en el ámbito planetario. Desde Pekín, Adrián Foncillas, nos hace saber en este diario que China tendrá, dentro de 10 años, unas doscientas ciudades de más de un millón de habitantes. En Europa se llega solo a las 40.

La arraigada tradición agraria de China, una tradición milenaria, está perdiéndose en una sola generación. En la fotografía que aparece en EL PERIÓDICO veo el bosque de rascacielos que es el paisaje de Shanghái. Foncillas pone el ejemplo de Shenzen: una pequeña población de campesinos de 30 años atrás es hoy una aglomeración urbana de 12 millones de habitantes.

China era un territorio de llanuras y valles y desiertos. Ver hoy la foto aérea de Shanghái impresiona, pero todavía me parece más impresionante este anuncio: en cinco años se trasladarán cien millones de agricultores a medias o pequeñas ciudades.

Cómo está cambiando lo que hasta no hace mucho llamábamos 'nuestro mundo'. Era una manera de vivir, nuestros gustos, nuestra relación habitual con unas determinadas personas. También nuestras ideas. «'Nosaltres no som d’eixe món!'», cantaba Raimon, y todos nos entendíamos. Y recuerdo la vaguedad –aunque nos entendíamos– cuando decíamos, y todavía decimos: es un mundo de locos, no corras tanto que el mundo no se acaba... Ya sé que esto que digo, ahora, no es nada del otro mundo. Pero parece que, a la larga, solo habrá un mundo. Perfectamente compactado.