La rueda

Elogio de los políticos no profesionales

El 24-M puede ser como las municipales de 1979 por la entrada de 'amateurs' en los ayuntamientos

SAÜL GORDILLO

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Mariano Rajoy nos advierte del riesgo de confiar en «políticos amateurs». Pues viendo adonde nos han llevado los profesionales después de tantos años, muchos ciudadanos pensarán que quizá valga la pena probar un rato con los aficionados. El presidente del Gobierno, posiblemente pensando más en Albert Rivera, entra en el juego de Pablo Iglesias, conocido por su famosa «casta» para definir a personas y grupos instalados en el sistema. El reduccionismo de Rajoy e Iglesias es equívoco, especialmente ante unas elecciones municipales. Si algún nivel de gobierno se ha caracterizado por incorporar a ciudadanos a la cosa pública, ese ha sido el local. Si algún político ha podido curtirse en la proximidad, ha sido en pueblos, barrios y ciudades. O sea, que las municipales son la mejor trinchera para tumbar el prejuicio de casta y dar entrada a amateurs. La grandeza de los ayuntamientos es esa, que son un buen reflejo de la riqueza y pluralidad de los ciudadanos implicados en política. Cercanía y transversalidad, y muchos amateurs afortunadamente, rodeados de buenos técnicos y profesionales de la función pública.

Las elecciones del 24 de mayo pueden suponer un punto de inflexión como las primeras municipales de 1979. Entonces, la fuerza del movimiento vecinal en barrios abandonados por el franquismo, con un urbanismo prácticamente tercermundista, entró en los consistorios de mano de la izquierda. Fue la irrupción de los amateurs en estado máximo. Y a las ciudades no les fue nada mal. Han pasado 36 años, y no todo lo nuevo de los últimos mandatos -pienso en concejales xenófobos- ha sido bueno ni todo lo que se ha ido acomodando ha supuesto una involución. Que los amateursMariano, sé fuerte.