Elegir

El gobierno del PP elegido por mayoria absoluta parlamentaria el 2011 abrió su legislatura de manera un poco anómala para los cánones europeos: Rajoy apeló a la soberanía nacional para poner en duda la exigencia de reducción del déficit presupuestario. No tenía razón como perteneciente al eurogrupo, pero tenía razones sobradas para obviar esa exigencia. España estaba en recesión por segunda vez en un lustro, lo que desafía cualquier principio de gobernanza económica en los estados modernos. Aquella elección, acertada, se convirtió, con el tiempo, en un vicio: da igual gastar más de lo que se ingresa, aunque se hayan bajado impuestos, que España sea el país de la UE con menos capacidad de recaudar lo que presupuesta y que esa anomalía se haya disimulado con el recurso a la deuda con tipos de casi 0%, o menos.

¿Podía hacerse mejor? Claro que sí, basta con saber que la economía política se basa en saber elegir. En un texto reciente de Economistas frente a la crisis (http://economistas frente a la crisis) sobre fiscalidad europea se apela a la vieja máxima keynesiana de que también el presupuesto europeo puede ayudar a recuperarse a las economias deprimidas. Vale. Pero España ya no está en esa categoría. Ese es otro demérito del PP.