Sobran los motivos, pero...

¿Servirá de algo quedarse en casa el próximo 26 de junio?

Cordialidad 8Saludo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ayer.

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De acuerdo, nos sobran los motivos para estar cabreados. ¿Qué hacía José Manuel Soria en los 'Papeles de Panamá' y por qué se fue sin que aún no sepamos por qué estaba ahí su firma? ¿Por qué Rita Barberá no asume culpa alguna cuando incluso se han bloqueado las cuentas del que fuera su grupo municipal? ¿Por qué Pedro Sánchez se fue a Portugal para ver cómo funcionaba un gobierno de izquierdas y lo que hizo fue echarse en brazos de un partido de derechas? ¿Por qué Albert Rivera sigue sin definir cuál es su proyecto y le da igual que España vire hacia un lado que hacia otro? ¿Por qué Pablo Iglesias ahora sí quiere ir de la mano de Izquierda Unida cuando hace cuatro meses abominaba de ellos? Y al revés, ¿por qué Izquierda Unida, guardián de esencias donde los haya, apuesta ahora por un matrimonio de conveniencia? ¿Por qué los partidos independentistas insisten en que su estrategia es común pero son incapaces de presentarse juntos y encima mientras unos abrazan el referéndum otros se quieren ir ya?

Cada uno tendrá sus razones para estar enfadado, sea votante del PP, socialista o de cualquiera de las otras fuerzas con una mínima capacidad decisoria en el Congreso. De acuerdo. Pero, otra pregunta: ¿Servirá de algo quedarse en casa el próximo 26 de junio? Si se hace un repaso a las elecciones generales y con la excepción de la victoria de Felipe González en el 89, siempre que la participación ha estado por debajo del 70%,quien se ha impuesto ha sido la derecha. O sea que unos, aunque estén muy molestos con los suyos, acaban votando mientras otros canalizan su cabreo pasando de las elecciones. Las dos opciones son igual de legítimas aunque si al final de lo que se trata es de que el único día en que a los ciudadanos les dejan decidir (ni que sea solo un poquito) no lo hacen, difícilmente podrán contribuir a que algo cambie, si es que este es su propósito. De ahí que, pese al lógico rebote que todos puedan tener por cómo se han gestionado las negociaciones durante estos dos últimos tres meses y ante la perspectiva de que nos esperan como mínimo otros tres meses de pirotecnia de reproches, solo nos queda tomárnoslo con la máxima calma.

Sí, nos sobran los motivos, y siguiendo con la canción de Joaquin SabinaJoaquinSabina, [señores candidatos] "ahórrense el recibo, que estas vísperas son las de después".