Reforma laboral: recuperación por sustitución

RAMON XIFRÉ / PROFESOR DE ESCI-UPF E INVESTIGADOR DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN SECTOR PÚBLICO-PRIVADO DEL IESE

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Probablemente la principal medida tomada durante esta legislatura ha sido la reforma laboral, promulgada inicialmente como real decreto y convalidado en junio del 2012. En la legislatura anterior, frente al descalabro que sufría del mercado laboral, las reformas fueron muy tímidas y, por ello, las expectativas en esta materia eran altas para el Gobierno del presidente Rajoy.

Los elementos principales incluidos en la reforma del 2012 fueron los siguientes: aumentó la capacidad de las empresas para cambiar las condiciones de trabajo, se redujeron las indemnizaciones por despido, se clarificaron las circunstancias del despido procedente y se transfirió la negociación colectiva del ámbito sectorial al de la empresa individual. Este paquete de reformas tenía dos objetivos principales. Por un lado, reducir los costes laborales, facilitar la devaluación interna y contribuir así a ganar la competitividad-precio. Por otro lado, se aspiraba a reducir la dualidad del mercado laboral, es decir, las diferencias en condiciones y perspectivas laborales entre los trabajadores indefinidos y temporales.

Adicionalmente, con ocasión de esta reforma y más adelante mediante otras reformas legislativas, se han incorporado nuevos tipos de contratos a la legislación española. Aunque en enero del 2014 el Gobierno anunció la simplificación y la agrupación de todos los tipos de contratos en cuatro grandes modalidades (indefinido, temporal, de formación y de prácticas), no hubo cambios legales y en realidad lo único que se ha modificado es el número de formularios que se pueden presentar para formalizar los contratos. Todas los tipos de contrato (más de 40) siguen vigentes como variedades de los cuatro grandes modalidades.

¿Ha funcionado la reforma? Es demasiado pronto para responder pero tenemos algunos indicios. En cuanto a la compensación, la reforma efectivamente ha contribuido a la devaluación salarial. La bajada de salarios reales, ajustados por la inflación, ha sido especialmente acusada para aquellos trabajadores con contrato temporal y agravada aún más en caso de los jóvenes. Para los trabajadores con contrato fijo, el salario real después del 2012 ha aumentado ligeramente en promedio.

En términos de creación de empleo y de tipo de empleo creado, la reforma no parece haber tenido éxito. Según la EPA, todo el empleo neto creado entre el tercer trimestre de 2012 y el de 2015 corresponde a contratos temporales. De hecho, durante los últimos tres años la mayor parte del empleo se ha creado siguiendo el siguiente patrón de sustitución: por cada dos altas con contrato temporal se ha producido una baja con contrato indefinido (ver tabla, 460.000 altas de contratos temporales y 230.000 bajas de indefinidos). Además, durante los últimos doce meses, se estima que un trabajador temporal promedio ha tenido 4,6 contratos a lo largo del año.