¿Lógica plebiscitaria o lógica mayoritaria?

ASTRID BARRIO

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Esta información se publicó el día 07 SEPT 2015. El contenido hace referencia a esa fecha.

A tres semanas justas de las elecciones las primeras encuestas que se están haciendo públicas dibujan un escenario bastante distinto al que se configuraba hace tan solo un par de meses, aunque hay que tener en cuenta que las interpretaciones de los sondeos previos debían ser muy precavidas porque todavía no se conocía ni el formato final ni a los cabezas de lista de algunas de las candidaturas que al final se han acabado presentando. Por tanto, comparar la situación con la de hace dos meses es arriesgado pero puede darnos algunas pistas del tipo de escenario se está consolidando.

A finales de junio, la noticia que arrojaba la encuesta del GESOP era que la candidatura de confluencia de la izquierda, concebida a imagen y semejanza de Barcelona en Comú pero todavía sin acabar de articular, estaba en condiciones de disputar la primera plaza a la por entonces llamada lista del President, que no incluía ni a ERC ni a la CUP. Parecía entonces que frente a los que planteaban las elecciones del 27-S como un plebiscito en torno a la independencia se configuraba un sólido espacio que rehuía esa consideración y se situaba en el marco de la vieja/nueva política que había empezado a asomar el 24-M en el conjunto de España.

Hoy, en cambio, el sondeo del GESOP apunta a un claro triunfo de la dinámica plebiscitaria de cara a las elecciones del 27-S. Los partidos del Sí, es decir la lista de Junts per Sí y la CUP crecen y bordean la mayoría absoluta. Y también mejoran expectativas las candidaturas del No, PP y C’s , quienes pese a no reconocer estas elecciones como plebiscitarias parecen haberse instalado cómodamente en dicha lógica. Quienes pierden son Catalunya Si que es Pot y sobretodo Unió que podría incluso llegar a ser extraparlamentaria. Curiosamente las dos formaciones que más claramente han apostado por hablar de propuestas programáticas concretas y no por ceñirse al debate plebiscitario, que es lo que según el CEO más preocupa a los electores. Mención aparte merece la evolución del PSC, que siendo más PSOE que nunca parce beneficiarse de la tímida recuperación que experimenta este partido en los sondeos de cara a las generales. Y una vez asentado el relato plebiscitario la siguiente batalla es tratar de situar al resto de partidos en uno de los dos bandos. Junt pel Sí ya ha dicho abiertamente que cuenta con Catalunya Si que es Pot mientras que PP y C’s tratan de crear un frente antiindependentista que incluya al PSC y a Unió. La idea es que nadie escape a la lógica plebiscitaria.

Tras este deseo subyace en el fondo el modelo de la democracia mayoritaria, un modelo, vale la pena recordar, que sólo es factible cuando la distancia entre los bandos en disputa es escasa y cuando las decisiones que toma el bando ganador pueden ser asumidas con relativa facilidad por el bando perdedor. Pero tratándose de la secesión no parece ser el caso. Si gana el proyecto independentista, que en realidad es lo que se dirime ya que los partidarios del No a secas no tienen posibilidades, lo hará por la mínima e impondrá su voluntad a la mitad o menos del electorado.

Llegados a este punto lo que cabe preguntarse es si en una sociedad plural y con fracturas múltiples como la nuestra resulta viable a largo plazo un proyecto político mayoritario. ¿Qué pasará si triunfa la hoja de ruta de Junts pel Sí pero al cabo de un tiempo se giran las tornas y hay una mayoría contraria que quiere deshacer el camino andado? ¿Vuelta a empezar pero en sentido contrario?

Si el proyecto independentista no obtiene mayoría absoluta, el propio presidente Mas ha reconocido que “la política catalana se tendrá que reubicar para volver a empezar”. Pero las posibilidades de volver a la casilla de salida dependerán del peso de los partidos que se resisten a la lógica plebiscitaria, todos ellos dicho sea de paso y partidarios de soluciones consensuales mucho más acordes con la tradición pactista catalana. En consecuencia en estas elecciones no solo está en juego la independencia también lo está la manera de entender la política catalana. No estamos ante un plebiscito entre el sí y el no sino ante un plebiscito entre los que quieren imponer la lógica mayoritaria y los que siguen defendiendo la lógica consensual.