El verdadero delito

Mañana arranca BCNegra. Celebra 10 años y parece que hace dos días que se inauguraba por primera vez en aquel Año del Libro y la Lectura del 2005 con un encuentro europeo de novela negra. El festival continuó en el 2006 con la incorporación del Premio Pepe Carvalho que este año recibirá Alicia Giménez-Bartlett. Es de las pocas cosas que sobrevivieron al aluvión de actividades de entonces. No les citaré ahora la lista interminable de autores invitados porque prefiero recordar que veníamos de un solar policiaco que este festival ha ayudado a edificar.

Hoy no hay editorial que no publique algún título de este género, ya sea en colecciones ad hoc o camufladas en otras de altos vuelos; no hay mes en que no aparezca un discípulo o una versión supuestamente mejorada de los Stieg Larsson, James Ellroy o Patricia Highsmith de turno; ni hay programación que no cuente con algún debutante en lo criminal. Incluso hay críticos literarios que al fin han reconocido que estas novelas son más que simples historias de polis y asesinos. Porque hubo un tiempo, en que ponías un detective en una novela y te excomulgaban. Fueron años donde pioneros como Vázquez Montalbán, Juan Madrid, Andreu Martín o González Ledesma se batían el cobre en las librerías mientras los puristas de turno les salvaban la vida.

Pero llegaron los nórdicos y las series de TV y, de repente, un tsunami negro y hemoglobínico lo tiñó todo. Nombres impronunciables se convirtieron en habituales en las tertulias literarias, series como The wire, Los Soprano o Breaking bad colocaban el crimen a un nivel emocional y visual nunca antes visto. Aunque lo más fascinante es que algunos lumbreras visionarios tuvieron su momento Sandro Rey y apostaron a que la oleada policiaca duraría dos telediarios, cuando ya está en toda programación. Así que si aún queda algún reticente, que se pase por BCNegra, que verá la luz, porque lo suyo sí tiene delito.