tú y yo somos tres

El sofá de Pepa

FERRAN MONEGAL

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No estamos siendo justos, la audiencia, con Pepa Bueno. Su Viajando con Chester (Cuatro) no se merece ese 5,6% de share que le hemos concedido este domingo. Su conversación con Willy Toledo fue luminosa. Nos ayudó a comprender lo que tiene en la cabeza este actor tan guerrero, y tan vapuleado por los apuntaladores del actual stablishment, tan intransigentes con todo lo que signifique disidencia. En algunas cosas podemos no estar de acuerdo, pero cuando advierte de que la Democracia que tenemos es un simulacro, acierta. Tiene razón cuando dice «Los dos grandes partidos se han montado en una fórmula según la cual mi voto vale ocho veces menos que el voto de uno de Soria», ¡Ah! Ya sabemos cómo se las gasta la Ley D'Hondt, efectivamente.  Y también sabemos por qué la abrazaron con tanta afición los devotos del bipartidismo. La siguiente conversación de Pepa fue con Ana Belén y Víctor Manuel. ¡Ah! Qué delicia de encuentro. Cuánta retranca e ironía destilaban los tres. «Proyectais una imagen un poco almibarada», les decía Pepa para pincharles un poco. Y añadió, en una clave humorística muy disfrutable: «Una socióloga francesa dice que el matrimonio es el último reducto contra el capitalismo y contra la sociedad de consumo que nos empuja a cambiar continuamente de coche, de casa, de teléfono, ¡¡de pareja!!». Efectivamente, eso lo defiende en sus libros la socióloga Eva Illouz -que no es francesa, sino marroquí- con una mordacidad sarcástica muy sabrosa. No cultiva Pepa Bueno el estilo de Risto Mejide, ese cóctel tan exitoso entre enfant terrible y star system. Aunque diga que en su sofá no hace entrevistas, sino conversaciones, Pepa parte de un sentido clásico del periodismo. El protagonista es el invitado. Es un método menos impactante. Pero no solo de impactos debería vivir la audiencia.

VAROUFAKIS .- Encuentro de Jordi Évole (Salvados, La Sexta) con el ministro Yanis Varoufakis. Este profesor nos ha explicado la relatividad  de la economía como Jostein Gaarder nos explicó la filosofía en El mundo de Sofía. O sea, que hasta los ignorantes le hemos entendido. «Los economistas tendemos a creer que la economía es una ciencia. Pero no lo es. Si mandase la economía se acabarían las elecciones. ¿Para qué votar? Según la economía,  pondrían un gobierno de tecnócratas, y punto». ¡Ahh! Un acertado aviso a aquellos navegantes que impulsan la idea de que la ideología ya no sirve.