El resultado del 27-S depende de los efectos de la "campaña del miedo"

El triunfo o el fracaso (no la victoria) del independentismo en Catalunya está en manos de la participación y del voto de un millón de indecisos en un censo de 5,5 millones

JOSÉ ANTONIO SOROLLA

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Todas las campañas electorales elevan la tensión, pero la que acaba en Catalunya ha sido de alto voltaje. No en vano se plantean en las urnas dilemas nada habituales. Ya no se trata solo de elegir entre derecha e izquierda, entre conservadores o liberales frente a socialdemócratas o izquierdistas, sino de algo más profundo, que afecta a la identidad y a la pertenencia, a los sentimientos además de a la ideología y al bolsillo.

La campaña ha desmontado la afirmación de que estas elecciones eran solo autonómicas, falsedad que no se la creían ni quienes la pronunciaban. Formalmente son autonómicas, pero en las urnas se juega algo más que la composición del Parlament de Catalunya. Esta, de todas formas, no ha sido la única falsedad en una campaña repleta de contradicciones e incongruencias, protagonizadas por igual por los dos actores principales de la confrontación, el independentismo congregado en la lista Junts pel Sí y el Gobierno de Mariano Rajoy.

AMENAZAS Y CONTRADICCIONES

La primera contradicción del Gobierno y del PP reside en repetir que la independencia de Catalunya es imposible mientras se alerta de las diversas catástrofes que la secesión puede acarrear. Si la secesión no es posible, ¿a qué viene tanta advertencia de Rajoy, sus ministros y los dirigentes del PP y tanta intervención --tarde y mal-- de los poderes fácticos, desde los grandes empresarios a los representantes del deporte, pasando por el Banco de España, los sindicatos y algún obispo? Si la independencia es imposible, ¿a qué viene alertar con la salida de la UE y del euro, el aumento del paro, la quiebra de las pensiones, el hundimiento del PIB o la expulsión del Barça de la Liga?

En la otra parte, si tan seguros están de que con la independencia todo será maravilloso (bajará el paro, las pensiones serán más altas, la Generalitat dispondrá de los 16.000 millones del 'España nos roba', habrá doble nacionalidad, Catalunya seguirá en la UE porque le interesa a todo el mundo, el Barça jugará en la Liga que quiera y habrá helado de postre todos los días, como asegura la propaganda de la Assemblea Nacional de Catalunya), ¿por qué se enfada tanto Artur Mas cuando algunas instituciones advierten de los riesgos, hasta el punto de convertirse en un líder antisistema que hace cortes de mangas a los poderosos o amenaza con no pagar la deuda?

Ese espectáculo exaltado, esa actitud de rasgarse las vestiduras y esas amenazas de ida y vuelta forman parte de la escenificación de las campañas electorales, pero tienen un destinatario claro: el 20%-25% de indecisos (pueden ascender hasta un millón de los 5,5 millones de votantes potenciales), que son quienes van a decidir la elección, con su participación o su abstención, y con el sentido de su voto, digan lo que digan las encuestas.

EL PAPEL DE LOS INDECISOS

¿Cómo va a influir en la bolsa de indecisos la campaña que unos llaman del miedo y los otros de necesaria advertencia de los riesgos de la secesión? Es imposible saberlo. En este aspecto, el soberanismo incurre también en una contradicción. Si Rajoy, el PP y las amenazas son la mejor fábrica de independentistas que imaginarse pueda, ¿por qué se enfadan tanto Mas y sus seguidores con lo que llaman "la campaña del miedo"? ¿No deberían estar contentos por la acumulación de capital político y por engrosar las filas del secesionismo gracias a los "insultos" y a los ataques desaforados del adversario?

Ocurre que las cosas no son tan sencillas. En Quebec y en Escocia, donde se produjeron advertencias similares de políticos, empresarios y banqueros sobre los riesgos de la separación, la "campaña del miedo" funcionó y al final se impuso el 'no' en los referéndums sobre la secesión. Stéphan Dion, federalista y gran impulsor de la ley de la claridad en Canadá, sostiene que la "política del contentamiento", consistente en las sucesivas concesiones a los independentistas, no tiene sentido porque quienes tienen como aspiración la independencia no se van a contentar con nada que se les ofrezca.

Esto es así, pero también es un gran error enfrentarse al problema que plantea Catalunya a España, como ha hecho Rajoy, con una postura inmovilista, sin plantear alternativa alguna que pueda atraer, no ya a los convencidos de las bondades de la independencia, sino a la amplia franja de independentistas sobrevenidos y quizá reversibles que ha ido aumentando sin cesar desde hace cinco años.

Además de esa franja del electorado, están los indecisos, que, si acuden a votar, pueden propiciar un resultado inesperado, ya que todos los analistas coinciden en que en su mayoría se inclinarían por los partidos que defienden la permanencia de Catalunya en España y no por la ruptura.

LAS ENCUESTAS

Todas las encuestas publicadas hasta ahora otorgan, sin embargo, una cómoda victoria en escaños a la suma de las dos fuerzas explícitamente independentistas, Junts pel Sí (JxS) y las Candidatures d'Unitat Popular (CUP). Según un trabajo elaborado por EL PERIÓDICO, de 19 sondeos analizados, solo uno, el de 'La Razón', no concede la mayoría absoluta a la suma de JxP y CUP. El diario conservador da 59 escaños a la lista de Mas y Oriol Junqueras, encabezada por un cada vez más crispado Raül Romeva, y 5 a las CUP, quedando a cuatro diputados de los 68 de la mayoría absoluta.

En las otras encuestas, JxS saca entre 59 y 70 escaños (media de 63-64), las CUP entre 5 y 11 (9), Ciutadans entre 15 y 27 (20), Catalunya Sí que es Pot (alianza de Iniciativa y Podemos) entre 12 y 19 (15-16 de media), el PSC entre 10 y 18 (14-15), el PPC entre 10 y 17 (12-13) y Unió entre 0 y 6 (1).

En cuanto a la mayoría en votos, condición imprescindible para que la elección sea leída como un plebiscito, solo un sondeo, el publicado por el diario independentista 'El Punt-Avui', otorga a la suma de JxS y CUP más del 50% de los sufragios (43,5%+7,5%=51%). Y los que más se le acercan son los de La Sexta (43,4%+6,3%=49,7%) y 'El País' (41,2%+8,4%=49,6%).

TRES HIPÓTESIS

Así las cosas, si las listas de Junts pel Sí y las CUP obtienen, sumadas, mayoría absoluta en escaños, pero no en votos --la alternativa más probable, según las encuestas--, el primer conflicto se planteará para elegir 'president' de la Generalitat, ya que las CUP han asegurado cada vez con mayor firmeza que no investirán a Mas. El proceso continuaría, pero quizá con Romeva o Junqueras como presidentes.

Si se produce la victoria de JxS por mayoría absoluta, sin necesitar a las CUP, Mas --de nuevo presidente-- y Junqueras se dispondrán a aplicar la hoja de ruta pactada, que incluye una declaración solemne de inicio del proceso hacia la separación, una demanda de negociación con el Estado y una proclamación de la independencia, suprimiendo el referéndum del "derecho a decidir" y sometiendo solo a consulta popular la nueva Constitución catalana. Una hoja de ruta que rompe con la legalidad y que abre una confrontación de consecuencias imprevisibles.

Y si, finalmente, Junts pel Sí y las CUP obtienen la victoria, pero no alcanzan, ni sumadas, la mayoría absoluta de escaños, el proceso se paraliza, y Mas y Junqueras no deberían tener otra opción que dimitir.

Artículo publicado en Zoomnews.es