El 'puto amo' sobrevive

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Estoy convencido de que aquella conferencia de prensa en la que Pep Guardiola dejó de ser Pep Guardiola y se convirtió, por primera y última vez, en un ser terrenal, fue por culpa de Florentino Pérez, que era quien se vanagloriaba de haber fichado al 'puto amo' Jose Mourinho para acabar de una puta vez (aunque el ser superior no habla así; sí, sí, sí habla así) con el dominio del Barça.

Han seguido pasando los años, cayendo las hojas del calendario, despilfarrando cientos de millones de euros en fichajes galácticos y, llegado el mes de la huelga (¡menuda broma y ridículo!), el Barça, ahora de Luis Enrique, convertirá los próximos 23 días en la mayor tortura que milmillonario alguno puede soportar: ver caer un título por semana mientras tú sacas brillo al Mundialito, el trofeo que empezó a hundirte.

Florentino Pérez tiene razón cuando dice que todo esto les hará «más fuertes». No a él, que no puede ser ni más poderoso, ni más rico, ni más protagonista, ni más dueño (del Madrid), ni más presidente, ni más director deportivo, ni más entrenador. Y para que la hecatombe que ha protagonizado el Madrid sirva de algo, lo primero que debería de hacer Flo es dejar de ser el 'puto amo'.

No ha cambiado ya de entrenador porque no sabe a quién poner. Si hubiese uno libre, Carletto estaría ya en la calle. Y, que lo sepan, la única crítica que le hace Florentino a Ancelotti es que sigue en manos de los galácticos. Y le encanta. Curioso, el míster blanco puede morir por copiar al presidente. De ahí que, jugando siempre los mismos, los intocables, hayan caído con la lengua fuera. Agotados. Porque Florentino no tiene proyecto. Tiene un álbum de cromos. Y rascacielos. Y esquinas. El fútbol del Madrid es un fútbol de futbolistas.