La clave

El puente aéreo de la izquierda

ENRIC HERNÀNDEZ

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Tan pronto como amarró el pacto con el PSOE para convertirse en la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena lanzó un sorprendente guiño a Catalunya. «Es importante que Madrid reconozca a la ciudad de Barcelona, que ha sido muy progresista durante mucho tiempo y ha sido lanzadera hacia Europa», aseguró la exjueza y alcaldable de Ahora Madrid, quien aseguró también que «todo el Estado español» comparte ese reconocimiento y agregó que el catalán «es un idioma al que hay que querer». Ayer mismo, entrevistada en estas páginas, Ada Colau abogaba por articular un «eje social» Barcelona-Madrid y recordaba que Carmena ha defendido el derecho a decidir de los catalanes.

Atentos al puente aéreo de la nueva izquierda, porque puede ser clave para el desenlace del proceso catalán. Con el propósito de no ahogarse en pleno tsunami, Iniciativa per Catalunya se embarcó en la nave soberanista hasta la escala del 9-N, cuando estalló la disputa entre CiU y ERC por el manejo del timón. Pero la operación Colau, pergeñada y auspiciada por un Joan Herrera que no ha dudado en dar un paso atrás para garantizar el éxito de la misión, ha brindado a ICV su primera gran victoria electoral. Y, con ella, la centralidad que otorga el hito de gobernar la capital catalana. Empieza una nueva partida en Catalunya.

Para empezar, que gobierne la capital de España Carmena en lugar de Esperanza Aguirre, cuyo fracaso anticipa el fin de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy, constituye un factor de distensión en el conflicto institucional que alimenta el independentismo. Sustituir la hostilidad por la complicidad con el pueblo catalán es condición indispensable para que la reforma gane adeptos frente a la ruptura.

La confluencia catalana

Una vez Podemos ha abierto la puerta a la confluencia con ICV y otras siglas el 27-S, la izquierda tiene ante sí el reto de aglutinar, con el apoyo de una fuerza estatal, el voto progresista que antepone sin complejos la ineludible consulta a la incierta independencia. La gran batalla plebiscitaria, como quedó demostrado el 24-M, se librará en el campo metropolitano.