El problema está en los líderes

Es muy posible que la actual crisis política se deba en gran parte a que los dirigentes del PP y del PSOE no están a la altura de la situación. A que Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no son verdaderos líderes, sino personas que obtuvieron sus cargos mediante componendas internas y no afirmando su valía, su capacidad de mandar y de ahormar a sus formaciones tras de ellos. Esa limitación no importó mucho mientras se chapoteaba en el estanque del bipartidismo, pero es paralizante tras los resultados del 20-D.

Primero, porque no tienen el coraje que se requiere para lanzarse a la dura batalla de los pactos, que exige, cuando menos, seguridad en uno mismo. Segundo, porque necesitan de demasiados consejos y asesores para dar cualquier paso significativo. Tercero, porque no saben si esos mismos partidos que los auparon sin entusiasmo apoyarán sus decisiones sin haberlas consultado antes.

Por eso el bloqueo actual se está prolongando tanto. Se podría entender que un proceso de negociación a muchas bandas durara meses. Pero siempre y cuando pasaran cosas, es decir, que hubiera negociación. Y hasta la fecha no está ocurriendo nada de eso. Lo único que hay es una guerra de comunicados y de intentos de influir en la opinión pública. Como si la campaña no hubiera terminado. Cuando se pasa al terreno de los hechos, aparecen las limitaciones políticas de esos líderes. El pacto de izquierdas que Sánchez propuso para acallar a los barones de su partido se ha quedado en nada en cuanto Podemos le ha dicho que si quiere peces que se moje el culo. Y Rajoy se limita a esperar que le hagan presidente aunque cada día está más hundido en su derrota y en la corrupción. Y ahora dicen que la solución está en que uno y otro sean sustituidos. ¿Cómo? ¿Y para elegir a otros tan mediocres como ellos?