GEOMETRÍA VARIABLE

El primer pacto Rajoy-Sánchez

El líder del PSOE acierta al no seguir la línea adoptada por el PP en el 2004

JOAN TAPIA

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Tras la cumbre de Valencia que ha aprobado la línea programática socialista para las importantes elecciones autonómicas y municipales de mayo, el líder del PSOE firmó ayer en la Moncloa el nuevo pacto contra el terrorismo yihadista. Superada la divergencia sobre la prisión permanente revisable -el PSOE asume su vigencia y el PP se obliga a no romper el pacto si un Gobierno socialista la elimina-, los dos grandes partidos han firmado un pacto necesario. No es solo que el atentado contra 'Charlie Hebdo' demuestre que el fundamentalismo islámico es una amenaza brutal sino que la experiencia española -los atentados de Atocha de marzo del 2004- indican que nuestro país no es inmune a este tipo de ataques. Mas bien todo lo contrario.

En España ha habido ya tres pactos antiterroristas. Lástima que precisamente en el 2004, tras el 11-M, el PP hiciera asunto de discordia de la autoría del crimen. Y que luego atacara la negociación con ETA -que llevó al divorcio entre la banda y la izquierda aberzale y que, junto a la actuación policial, ha hecho del terrorismo etarra una cosa del pasado- afirmando que Zapatero «traicionaba a los muertos» y encabezando grandes manifestaciones de protesta. Sería injusto no recordar que entonces ni Aznar ni Rajoy actuaron de forma responsable. Ahora el PSOE podía estar tentado de pagar con la misma moneda y no lo ha hecho. Rajoy dijo ayer que España es un país serio en el que debe haber unidad frente al terrorismo. Tenía razón porque Pedro Sánchez no ha hecho como él en el 2005.

El líder socialista podía dudar. Primero, por el pasado reciente ya reseñado pero también porque desde que llegó al poder, a primeros del 2012, Rajoy no ha querido pactar nada con los socialistas cuando un mínimo consenso sobre política económica habría sido muy conveniente. Y ahora -tras la irrupción de Podemos en las europeas- el PP practica una doble estrategia. Por una parte alaba el bipartidismo y Rajoy repite que los países que van bien son los que tienen dos grandes partidos que se alternan en el gobierno. Cree que así descalifica a Podemos pero olvida que el bipartidismo no es la panacea. Solo existe y es positivo si así lo juzgan los ciudadanos. Además tiende a plantear el debate actual como una lucha binaria entre el PP, con el activo de la incipiente reactivación, y las promesas insolventes de Podemos. Así al PSOE solo le queda optar entre el PP (la razón y el orden) o el 'aventurismo' de Pablo Iglesias. Y es que Pedro Arriola (el gurú electoral de la derecha) cree que la partición de electorado progresista en tres (PSOE, IU y Podemos) le puede beneficiar.

Además el PSOE afronta unas elecciones que las encuestas dicen que Susana Díaz puede ganar con cierta holgura y las fotos con el PP (que llegó primero en las andaluzas del 2012) le pueden no convenir. Es cierto, pero los partidos de gobierno no deben primar siempre la oportunidad del momento y llevar su legítima oposición a extremos de irresponsabilidad. La lástima es que el PSOE no ha estado a la altura en el campo económico. Un destacado economista me decía el otro día que Zapatero admitió tarde la crisis (cierto que entonces el BCE subía tipos de interés por miedo a la inflación) y ahora Sánchez se equivoca en la reticencia a admitir cierta reactivación. La oposición a muchas medidas sociales del Gobierno no debería llevar a los socialistas a una crítica errática al rigor económico que -iniciado por Zapatero en el 2010- está dando sus primeros resultados.