LA CORTINA DE HUMO

El primer hurra

TONI AIRA

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Abro con un homenaje a la mítica película de John Ford El último hurra (1958). Y es que estas elecciones municipales marcarán mucho la suerte de lo que queda de año electoral, e incluso más. Marcarán lo evidente, los importantísimos gobiernos locales, pero también pondrán en su sitio a unos y otros en la carrera por las elecciones catalanas del 27-S en clave catalana, y por las generales en clave española. Habrá premios y castigos. Se deshincharán globos y algunos podrán decir aquello de Joan Laporta: "¡Que no estamos tan mal!". Y una y otra cosa tendrá consecuencias.

Porque la política tiene mucho de estado de ánimo, y a cuatro meses de la vorágine electoral que está por llegar, lo de hoy marcará mucho el ánimo y las expectativas con que los diferentes partidos encararán la campaña de sus vidas, como la de la película. Seguro que en más de una ocasión han escuchado aquello de "quien ríe último ríe mejor". Y el hecho es que suele ser así, aunque permítanme apostillar que no siempre se tiene la oportunidad de reír último. En política y ahora, por ejemplo. Porque estas elecciones pueden marcar mucho quién reirá último en este decisivo año electoral, pero hasta pueden decidir si alguno de los aspirantes a la carcajada final tendrá tan siquiera opciones de intentarlo. Este primer hurra será clave.

Por ejemplo, si CiU pierde Barcelona y recibe un castigo en las urnas que va más allá de la corrección a la baja después de sus extraordinarios resultados de las anteriores municipales, las opciones de Artur Mas quedarán muy lastradas. Si aguanta, cogerá impulso. Si Esquerra, por su parte, no pasa de subir lo justo para restituirse después de los nefastos resultados municipales de hace cuatro años, Oriol Junqueras tendrá un serio aviso sobre su techo electoral y sus expectativas reales. Si se acerca al éxito de las europeas, se disparará. Un escenario u otro puede condicionarlo casi todo.

El voto inútil

E igual pasará en España con Pablo IglesiasAlbert RiveraMariano Rajoy y Pedro Sánchez. El primer hurra (o todo lo contrario) marcará el resto de lo que electoralmente está por venir este 2015. Y en uno u otro escenario, en medio de tanta oferta, más que el voto útil, en el elector pesará decisivamente aquello que haya identificado como el voto inútil. Es decir, aquellas opciones que no solo no se identifican con soluciones prácticas a lo más inmediato que se elige en unas elecciones locales sino que, en general, se ven como problema o como obstáculo o como freno para el cambio que aquí y allá se intuye como necesario pero que se sabe que costará que llegue. Para ello, toda ayuda será poca. Y eso, instrumentos útiles, es precisamente lo que buscan los electores.