Análisis

El presidente está muy tranquilo

CARLOS ELORDI

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mariano  Rajoy está tranquilo y seguro. O aparenta muy bien que lo está. Cree que los datos económicos, cuando menos los que publicita el Gobierno, le favorecen. No le preocupa la oposición. La crisis catalana no existe para el jefe del Ejecutivo y la única posibilidad que él ofrece a los nacionalistas es que renuncien a la consulta. Y el presidente parece convencido, y con él la mayor parte de quienes analizan esas cosas, de que dentro de 15 meses volverá a ganar las generales. Las municipales y autonómicas pueden irle peor. Seguramente por eso ni mencionó ayer ese asunto, aunque a mejorar posiciones cara a esos comicios destinase su interminable andanada sobre las bondades de la situación económica y apuntan las medidas que pueden animar a votar al PP que desde hace semanas está aprobando el Ejecutivo.

En definitiva, que su aparición pública ha sido un nuevo capítulo de la campaña publicitaria a la que su Gobierno dedica lo mejor de sus esfuerzos desde hace más de dos años. Sin la mínima mención a cualquier aspecto de la realidad que no se pueda pintar de color rosa. Ni a la pobreza creciente, ni a las consecuencias sociales que en tantos frentes tiene la reducción de los gastos del Estado -que sigue sin pausa y tiende a ser cada vez mayor-, ni a algunos problemas económicos -como el bajón de las exportaciones o la pertinaz sequía crediticia-, ni a la crisis del sistema autonómico, que ninguna medidilla del tipo de las nuevas facilidades financieras acordadas esta semana va a paliar. Ni al endurecimiento de la política de seguridad.

Rajoy ha debido llegar a la conclusión de que ninguno de esos problemas afecta sustancialmente al núcleo de su proyecto político prioritario, el de renovar su mandato en la Moncloa. Que la gran mayoría de sus votantes potenciales miran mucho más por sus propios intereses que por los de los españoles que sufren, y que, a la postre, el que más y el que menos se ha amoldado psicológica y realmente a la crisis, aunque sea de manera no precisamente exultante. Y que esas actitudes mayoritarias -o en todo caso muy amplias- son la condición necesaria para que mucha gente vote al poder, es decir, al PP, por mucho que lo critique en privado.

Por muy bien que lo haga, el nuevo líder del PSOE no va a ser capaz de alterar ese designio. Tal y como están hoy las cosas, el mayor éxito que podría lograr Pedro Sánchez sería repetir los resultados que los socialistas alcanzaron en noviembre del 2011. Y su principal batalla para lograrlo habrá de librarla con Podemos e Izquierda Unida. Las posiciones relativas del partido de Rajoy son las mejores que ha tenido en todo su mandato.

Por eso es presidente dijo ayer -y esos fueron los dos únicos anuncios concretos que hizo en su comparecencia- que no adelantará las elecciones y que no hará cambio alguno en su Gobierno. Porque cree que las cosas le van bien sin tocar nada. También sugirió que va a negociar la nueva ley del aborto, pero habrá que ver en qué se concreta tal eventualidad; o, dicho de otra manera, habrá que comprobar hasta qué punto Rajoy se siente fuerte como para contradecir la voluntad de la Conferencia Episcopal.

En su acto publicitario de ayer cuadraron todas estas piezas, y también los silencios que claman al cielo. Pero no así la crisis catalana. Hay mucha gente, incluidos muchos votantes del PP, que se pregunta qué hará Rajoy si Artur Mas no se doblega a su dictado. El presidente no se avino a darles respuesta alguna.