Pequeño observatorio

El poder lleva a más poder

La capa con la que se protegen algunos poderosos puede hacer milagros

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Ya sé que hay cosas de la conducta humana que no puedo entender, pero me conformo. Todos, y yo también, supongo, en algún momento tomamos una decisión que extraña a los demás. Iniciativas, gustos, actitudes... que no encajan con la idea que nos hemos hecho de una persona. A veces la extrañeza está objetivamente injustificada, porque es fruto de tener criterios demasiado rígidos o estrechos sobre lo que está bien y lo que no está bien. De todos modos, hay hechos objetivamente escandalosos. Como que un hombre muy agradable de trato cuando compartimos un café con él dé una paliza a su mujer al llegar a casa.

Y no hace falta decir que nos deja estupefactos que un obispo católico se haga construir una suntuosa vivienda valorada, al menos, en 10 millones de euros. Lo ha explicado Rossend Domènech en este diario. Quizá si alguien se llama suntuosamente Franz-Peter Tebartz-Van Elst, aceptar una vida discreta es difícil. En mi opinión, hay que añadir al caso otro escándalo, de alcance institucional. Dice Domènech que una norma no escrita del Vaticano indica que una manera de relevar a un eclesiástico del cargo consiste en llamarlo para un cargo superior. Esto es lo que ha hecho el Papa en el caso del obispo alemán.

La palabra lujose emparenta con lujuria, lujuriaque significa exceso, suntuosidad, vida voluptuosa. Quizá el obispo ya sabía que cuando se consigue una posición importante solo se puede perderla despegando hacia una posición más alta. ¿Ustedes lo entienden? Yo no. De todos modos, no hay que ir al Vaticano para darse cuenta de que existe este privilegiado mecanismo. Si pensamos en el ámbito económico de este país, más de una vez un alto directivo ha sido separado del cargo, como responsable de una actuación inadecuada, y automáticamente se le ha proporcionado un lugar francamente envidiable.

«No todos lo podemos todo», dijo Virgilio. Quizá porque era un poeta bucólico. Pero la capa con la que se protegen algunos poderosos puede hacer milagros.