La clave
El odio y el cinismo
Será necesario un nuevo pacto social que recupere la cohesión como valor democrático
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
ALBERT SÁEZ
Las alusiones a Ada Colau y Pablo Iglesias en el mitin de Nou Barris a «la mafia» han provocado la reacción de sus adversarios en las elecciones municipales. Ciertamente el lenguaje de la nueva política no admite demasiados eufemismos: casta, chorizos, ladrones, mafia..., se han convertido en expresiones habituales para referirse a quienes han gobernado hasta la fecha. Se trata, con todo, de un menosprecio selectivo, que evita abarcar a los actuales socios de las nuevas formaciones.
Esta radicalización semántica no es únicamente resultado de la irresponsabilidad en las redes. Nace, también y sobre todo, del hartazgo por la impunidad y la componenda, prácticas imposibles sin unas altas dosis de cinismo. El sistema de partidos se hunde a gran velocidad antes por el cinismo que por la crisis, más por esa capacidad de mentir sin que les tiemble la voz y la incapacidad de dimitir aunque se hunda el mundo a su alrededor. En España y en Catalunya tal vez no hay más corrupción que en el resto del sur de Europa. Lo que hay es más impunidad y, especialmente, más cinismo.
CÍRCULO VICIOSO
En este contexto hay que explicar el recurso al odio. En términos tenísticos diríamos que es un error forzado. Es fácil alentar el odio ante la impotencia. Es un recurso que permite un rápido ascenso en las encuestas porque genera un adhesión espontánea. Odiar al cínico parece un defecto menor.
El problema es convertir el odio en decisiones políticas porque alimenta el resentimiento. El odio y el resentimiento no pueden jamás generar un nuevo consenso social, que es lo que necesita esta sociedad para evitar la fractura económica derivada de la débil salida de la crisis. El modelo de crecimiento basado en el reparto del crédito pero no de la riqueza es imposible de reeditar. Los acreedores ya no fían. Será necesario un nuevo pacto social que recupere la cohesión como valor democrático. ¿Se puede construir un pacto así desde el cinismo o desde el odio? Evidentemente que no. Si te pasas de cínico, te llaman mafia. Y si te pasas de resentido, pierdes la razón. No es la primera vez que entramos en un bucle de este tipo.
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