Al contrataque

El Mundial

MANEL FUENTES

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Hace años se decía que dos de las cosas que más vertebraban España eran la Liga y el gordo de Navidad, lo cual no deja de hablar de nuestros valores compartidos. Hoy, en plena interconexión, el Mundial de fútbol es ya un  acontecimiento global. De Europa a Chile. De EEUU a Ghana. Todos se han sumado a la experiencia. Emoción, gritos, abrazos y sentimiento de pertenencia a un grupo. Y todo con un balón de por medio. Una ficción que, al creérnosla, hacemos que parezca real. Es sorprendente pero una multitud que a penas llega a fin de mes está pendiente de unos multimillonarios y deja que sobre ellos pivote su buen o mal humor durante una Liga o un Mundial.

Aunque no hay que olvidar que pese a que nos emocione, el fútbol profesional es un negocio oscuro. ¿O es que les quedan claras las cifras de los traspaso de jugadores y el papel de los intermediarios? Reventa de entradas, sospechas de apaños… Por más campañas edulcorantes que haga la FIFA, la UEFA o determinados clubs, el río a veces ha estado a punto de desbordar. La opulencia y la especulación del fútbol en Brasil, estuvieron a punto de hacer estallar las calles. Miles de nativos no entendían cómo en su país el dinero era para los estadios y no para los servicios. Pero empezó a rodar el balón y la revolución se aplazó.

Futbolísticamente, este Mundial fue el de los grandes porteros, el de Robben y Mascherano, el de la debacle brasileña tras desintegrarse frente a los alemanes, dejando en una broma pesada la etiqueta de favorita nunca ganada en el campo. El de la debacle española tras pedir más primas que nadie y no mostrar capacidad para competir. El del resurgir de Van Gaal y su libreta. El del miedo de Holanda y Argentina jugando a no perder en semifinales. El de la alegría de selecciones como Argelia, Colombia, Chile, Ecuador o Costa Rica. Y ha sido también el Mundial del uruguayo Luis Suárez.

Mordisco y valores

Tras morder a un defensa italiano ha sido inhabilitado cuatro meses y el Barça, que hace pocos años enarbolaba la campaña el valor de tenir valors, va y lo ficha. ¿Bien o mal hecho? Lo de morder no tiene pase, pero tampoco lo de romperle la pierna a alguien e irse del Mundial sin sanción. Lo de intentar ocultarlo y hacer trampa es punible, pero quién no recuerda a Maradona marcando con la mano mientras le reían las gracias al Dios de la época? ¿Agresión sin balón? Inadmisible. De acuerdo. Disneylandia también tiene héroes y villanos y una organización que no se permite que su clientela salga del sueño mientras consume.

Mientras la FIFA inhabilita a Suárez para «dar ejemplo», el Barça lo ficha para ganar títulos e intentar ser de nuevo el mejor. Si lo consigue, no duden que la FIFA abrazará a Suárez de nuevo como uno de sus iconos, como pasó con Zidane. Al tiempo.