El mañana nunca muere

Querida Monneypenny, siempre tiene que haber una primera vez. Hace tiempo que me rondaba por la cabeza. Al fin y al cabo, no tengo miedo a nada, soy capaz de enfrentarme a las situaciones más arriesgadas, tú lo sabes. Así que ha llegado el momento: hoy he empezado mis vacaciones con el Imserso. Por ahora, todo bien. Aunque he tenido que sortear un par de ocasiones de peligro. La peor ha sido el ataque de naranjas que he sufrido al subir al autocar. A la mujer de delante se le ha roto la bolsa y las infernales bolas han ido a caer a mis pies. Con gran habilidad he logrado sortearlas y alcanzar el asiento sin sufrir rasguños, aunque no he conseguido resolver el enigma: ¿Por qué razón viaja alguien con un kilo de naranjas? Tendré que reflexionar. El trayecto ha sido perfecto. El vehículo era un último modelo de brillante color rojo que se agarraba a las curvas a la perfección. Hemos sido la envidia de la carretera. Otro momento conflictivo ha ocurrido durante el reñido campeonato de brisca. Creo que nunca me había enfrentado a contrincantes tan perspicaces y tramposos. Por un momento he creído que íbamos a llegar a las manos. Pero todo se ha arreglado. Al final, nos hemos tomado un café con leche -agitado, no revuelto- y hemos hecho todos las paces.

Esta noche han organizado un baile. En el otro autocar había una chica que era extraordinariamente parecida a Úrsula. Quizá pueda convencerla de bajar a la playa y darnos un baño a la luz de la luna. En fin, te seguiré informando. Hasta pronto, querida. Desde el Imserso con amor.